Estudio 11. La Obra de Jesús VI. Su victoria sobre la muerte.

Nuestro estudio de hoy está basado en Lucas 24.

La resurrección
1 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.

2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro;

3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;

5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?

6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,

7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.(A)

8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras,

9 y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás.

10 Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.

11 Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.

12 Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.

Cuestionario

1.- El primer día de la semana (domingo) las mujeres fueron al sepulcro donde había sido puesto el cuerpo sin vida de Jesús. ¿Con qué propósito hacían esa visita? Vers. 1.

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2.- ¿Con qué inesperada circunstancia se encontraron al llegar a la tumba? Vers. 2 y 3.

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3.- ¿Qué les dijeron esos dos varones con vestiduras resplandecientes que aparecieron junto a ellas? Vers. 4-7.

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4.- Las mujeres corrieron a los apóstoles con las buenas nuevas de que Jesús había resucitado. ¿Cómo reaccionaron los apóstoles ante estas noticias? Vers. 11.

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5.- ¿Cuál fue la reacción de Pedro al ver la tumba vacía? Vers. 12.

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Lecturas adicionales

Puedes leer los relatos paralelos en los otros tres evangelios a fin de ampliar el cuadro: Mt. 28.1-10; Mr. 16.1-8; Jn. 20.1-10.

LAS mujeres que habían estado al lado de la cruz de Cristo esperaron velando que transcurriesen las horas del sábado. El primer día de la semana,1 muy temprano, se dirigieron a la tumba llevando consigo especias preciosas para ungir el cuerpo del Salvador. No pensaban que resucitaría. El sol de su esperanza se había puesto, y había anochecido en sus corazones. Mientras andaban, relataban las obras de misericordia de Cristo y sus palabras de consuelo. Pero no recordaban sus palabras: “Otra vez os veré.”2 {DTG 732.1}
Ignorando lo que estaba sucediendo, se acercaron al huerto diciendo mientras andaban: “¿Quién nos revolverá la piedra de la puerta del sepulcro?” Sabían que no podrían mover la piedra, pero seguían adelante. Y he aquí, los cielos resplandecieron de repente con una gloria que no provenía del sol naciente. La tierra tembló. Vieron que la gran piedra había sido apartada. El sepulcro estaba vacío. {DTG 732.2}
Las mujeres no habían venido todas a la tumba desde la misma dirección. María Magdalena fué la primera en llegar al lugar; y al ver que la piedra había sido sacada, se fué presurosa para contarlo a los discípulos. Mientras tanto, llegaron las otras mujeres. Una luz resplandecía en derredor de la tumba, pero el cuerpo de Jesús no estaba allí. Mientras se demoraban en el lugar, vieron de repente que no estaban solas. Un joven vestido de ropas resplandecientes estaba sentado al lado de la tumba. Era el ángel que había apartado la piedra. Había tomado el disfraz de la humanidad, a fin de no alarmar a estas personas que amaban a Jesús. Sin embargo, brillaba todavía en derredor de él la gloria celestial, y las mujeres temieron. Se dieron vuelta para huir, pero las palabras del ángel detuvieron sus pasos. “No temáis vosotras—les dijo;—porque yo sé que buscáis a Jesús, que fué crucificado. No está aquí; porque ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fué puesto el Señor. E id presto, decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos.” Volvieron a mirar al interior del sepulcro y volvieron a oír las nuevas maravillosas. Otro ángel en forma humana estaba allí, y les dijo: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, mas ha resucitado: acordaos de lo que os habló, cuando aun estaba en Galilea, diciendo: Es menester que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.” {DTG 732.3}
¡Ha resucitado, ha resucitado! Las mujeres repiten las palabras vez tras vez. Ya no necesitan las especias para ungirle. El Salvador está vivo, y no muerto. Recuerdan ahora que cuando hablaba de su muerte, les dijo que resucitaría. ¡Qué día es éste para el mundo! Prestamente, las mujeres se apartaron del sepulcro y “con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos.” {DTG 733.1}

Los párrafos que anteceden fueron tomados del capítulo 82: “¿Por qué lloras?” del libro “El Deseado de Todas las Gentes”, escrito por E.G. White.

Si deseas leer el capítulo completo, sigue el enlace que presento a continuación:

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