Capítulo V
Desarrollo del tema central
- Un poquito a la vez
- Necesidad de subdividir el tema
- Divisiones homogéneas y coherentes.
- Orden de las divisiones
Un poquito a la vez
Recuerdo que mi maestra de primer grado nos enseñó el alfabeto de una manera tan simple que fue muy fácil de entender y fijar en la memoria.
No comenzó ella escribiendo las 28 letras del alfabeto español todas de una vez y mandándonos que las aprendiéramos de memoria. Antes bien fue paso a paso enseñándonos una o dos letras a la vez.
La primera letra fue la a. Nos enseñó a escribirla y a pronunciarla. Luego la m, y la manera como podía combinarse con la a. Así aprendimos a escribir ma, y luego mama, y de allí: mamá. Después de la m nos enseñó la i. Ahora podíamos escribir mi mamá, Mimí ama a mamá, etc. Luego la e: mi mamá me ama; mamá mima a Ema. Tomó un largo tiempo para enseñarnos todo el alfabeto de esa manera. Pero no podíamos dejar de entender su enseñanza debido a la sencillez y claridad con que lo hacía. Al fin de todo el proceso fuimos capaces de repetir todo el alfabeto con facilidad.
Los adultos no son muy diferentes de los niños en su modo de aprender el evangelio. De hecho, muchos de nuestros oyentes son como niños frente a las cosas del Señor. Los hechos del Altísimo no pueden presentarse todos de una vez y esperar que alguien entienda algo. Debes ir como mi maestra de primer grado: un poquito a la vez y la paciencia de seguir el largo proceso en orden y sin desmayar.
Si vas a predicar temas tales como: “La Doctrina de Dios;” o “La Persona Divina Humana del Hijo de Dios,” sólo unos pocos oyentes aventajados te entenderán. Entender estos temas requiere conocimiento bíblico previo. Puedes dejar estos preciosos temas para reuniones de estudio bíblico.
Nunca debes olvidar que a la hora del culto divino vienen creyentes y no creyentes, miembros de iglesia y visitas que no tienen iglesia. Debes presentar sólo un poquito por vez. El Espíritu Santo obrando en tu corazón te ayudará a revestir ese poquito de una belleza y una solemnidad sagradas que cautivarán los corazones. Tu mensaje será luz para el ciego, y regocijo para el que puede ver.
Subdivisión del Tema
El principio de: “Un poquito a la vez,” nos lleva a la necesidad de subdividir el tema a fin de ir parte por parte hasta dar una clara visión de todo el conjunto.
Permíteme ilustrar esto mediante una imagen visual: Imaginemos que nuestro tema es “El Elefante.”
Hay muchísimo que decir acerca del elefante. Podríamos escribir un grueso volumen acerca del elefante y sólo estaríamos dando una introducción al tema. El tema “Elefante” es por demás grande como para abarcarlo todo en 30 o 40 minutos de disertación. De modo que, desde el comienzo, debo saber que sólo puedo decir un poquito de él dentro del tiempo asignado.
Subdividamos el tema “Elefante.”
- Apariencia exterior del elefante.
- La vida del elefante
- Anatomía del elefante
- Variedades de elefantes
- El elefante domesticado: su uso práctico
- Patología del elefante
- La Historia del elefante
- La alimentación del elefante
- El aparato digestivo del elefante
- El aparato circulatorio del elefante
- La trompa del elefante
- Las extremidades del elefante
- Sicología del elefante
- Los colmillos del elefante
- Recursos defensivos del elefante
- La procreación del elefante
- Desarrollo intrauterino de la cría del elefante
- Glándulas mamarias del elefante hembra
- Los cementerios de elefantes
- Etc. etc.
Esta lista es sólo algo de lo mucho que se puede decir del elefante. Con toda seguridad, un zoólogo experto escribiría una lista mucho más larga. ¿Podríamos hablar de todos estos asuntos relativos al elefante en 30 o 40 minutos?
Debemos, entonces, elegir sólo un área acerca del elefante, presentarla con claridad, y dejar el resto de los temas para presentaciones futuras.
Elijamos el tema “Apariencia Exterior del Elefante.” Debemos decir que el elefante es un cuadrúpedo vivíparo y mamífero; que es de gran tamaño; que tiene una trompa y dos colmillos en la cabeza; que tiene cuatro patas macizas y fuertes; que su cuerpo es de gran volumen; que tiene una piel gruesa y dura y que sus orejas tienen grandes pabellones semejantes a pantallas.
Si tratamos de decir todo esto de una vez, dejaremos confusión en la mente de los oyentes. De modo que iremos paso a paso, un poquito a la vez. Presento, a continuación una manera sugerente de subdividir nuestro tema:
- 1. La imagen del elefante en pocos trazos
Descripción rápida del aspecto visible del conjunto “elefante”
- 2. El cuerpo del elefante
Proporciones; forma; glándulas mamarias; orificios excretorios; órganos de reproducción; piel; pelo, etc.
- 3. Las extremidades del elefante
Su forma peculiar; sus pies; sus movimientos; su vulnerabilidad
- 4. La cabeza del elefante
Su cuello corto; boca; colmillos; trompa; orejas; ojos
- 5. Imagen exterior completa del elefante en su hábitat natural
Nota que la primera división se asemeja a la última. Pero hay una diferencia. En la primera división presentamos sólo las líneas exteriores del elefante en pocos trazos. Necesitamos esta idea básica para luego hablar del tronco, las extremidades y la cabeza.
Pero en la última, hacemos un resumen de todo lo dicho incluyendo la riqueza descriptiva de las divisiones 2, 3 y 4, acerca del cuerpo, las extremidades y la cabeza, respectivamente, y presentamos al elefante en forma mucho más detallada y lo ubicamos en su hábitat natural.
Vayamos ahora a la proposición de nuestro sermón:
Proposición: “Si no le permitimos a Jesús que nos lave los pies, y nos quite la miseria de los celos y la envidia, seremos apartados de él.”
Tratemos ahora de subdividir nuestra proposición de modo de explicarla un poquito a la vez.
Notemos que el elemento fundamental de nuestra proposición es Jesús. Si él no nos limpia, estaremos perdidos. Nuestra salvación depende de nuestra aceptación de sus ofertas de gracia.
El segundo elemento es el ser humano, que debe decidir si aceptará o no aceptará la provisión del Señor para su salvación.
El tercer elemento es la decisión positiva del hombre. Una actitud de fe y aceptación creará un vínculo de amor tan fuerte entre Jesús y el hombre que nada podrá apartarlo de él.
Estos tres elementos: Jesús; el hombre y la decisión de fe nos estarían dando de manera muy natural tres divisiones para nuestro tema.
Como veremos más adelante en el próximo capítulo, las divisiones deben llevar un orden adecuado para que el movimiento mental y emocional de la consideración del tema, lleve a un acto positivo de la voluntad, esto es: recibir por fe la provisión del Señor.
Por eso creemos conveniente comenzar hablando del problema: el hombre. Luego mencionar la solución del problema: Jesús. Y finalmente enfatizar la necesidad de aceptar ese remedio.
Dicho de otra manera, al hablar del hombre y su flaqueza carnal estaríamos haciendo sonar una alerta roja de peligro de muerte.
Al presentar a Jesús, presentaríamos la solución del problema. Y al presentar el costo infinito que Jesús pagó por nuestros pecados, estaríamos llevando esta solución hasta lo profundo del corazón, preparándolo para una respuesta positiva.
Al hablar de la decisión a tomar, podemos comparar el resultado de la decisión tomada por los once discípulos y la tomada por Judas, el que traicionó a Jesús. En esta parte haríamos una aplicación práctica en la vida de cada miembro de la iglesia. El contraste entre dejar que Jesús nos libre de celos y envidias necias y dejar que esas miserias de la naturaleza humana sigan corrompiendo el corazón individual y la relación entre los miembros de la iglesia.
Divisiones homogéneas y coherentes
Las tres divisiones de nuestra proposición brotan todas de la proposición y son partes de una relación entre Jesús y el hombre. Decimos que son divisiones homogéneas porque proceden todas de un mismo evento. Decimos que son coherentes, porque están claramente relacionadas entre sí. Cada una ayuda a explicar la otra. Son como las tres patas de un banquito. Las tres son necesarias. Si quitamos una de ellas el banquito se cae, y el sermón pierde su objetivo y eficiencia.
James Crane viene en nuestra ayuda en este punto, con su libro “El Sermón Eficaz.” En el capítulo 5: “El Sermón Eficaz demanda un buen arreglo,” nos presenta nueve criterios sugerentes para la división del tema. Según el Dr. Crane explica, estos criterios no agotan el tema. En nuestra experiencia práctica podríamos hallar muchos otros criterios que nos ayuden a formar divisiones homogéneas y coherentes. Dice el Dr. Crane que podemos dividir nuestro tema. . .
Según las Causas que originaron una acción o llevaron a cierto resultado
Según los Efectos de nuestras decisiones y actos
Según las Razones que explican un asunto
Según los Medios para lograr un fin.
Según el Significado de expresiones o actos narrados en la Biblia
Según las Preguntas lógicas sugeridas por nuestra proposición
Mediante la Yuxtaposición (colocación lado a lado) de elementos divergentes o complementarios
Según las Sugerencias de una metáfora
Según los Aspectos del tema
En mis años de seminario me fabriqué una regla mnemotécnica para recordar los nueve criterios al rendir el examen. Esta regla permanece en mi memoria hasta el día de hoy con la frescura del primer día, aun cuando no me apremia ningún examen académico. Me fue muy útil a lo largo de mi carrera ministerial, para formular las divisiones de mis sermones. Mi regla es:
Ca-Ef-Ra Me-Si-Pre Yu-Su-As
o lo que es lo mismo:
Caefra Mesipre Yusuas
Me permitiré copiar, a continuación, la parte del capítulo 5 del Dr. Crane, donde de una manera muy clara y bien ejemplificada con numerosos bosquejos de sermones, se refiere a este asunto. Sugiero que, como lectura adicional, se lea la totalidad de este importante capítulo. Hallarás el libro, en su totalidad, en: https://ibautistavictoria.files.wordpress.com/2013/07/el-sermon-eficaz-bmh_013.pdf.
No me creo en condiciones de hacer algo mejor que lo hecho por el Dr. Crane.
2. LA ORGANIZACIÓN DEL SERMÓN
(1) Una explicación del término.
Buena parte de las autoridades homiléticas emplean en esta conexión la palabra
“orden”. Sin embargo, al que esto escribe le parece más atinado el término
“organización” que emplea Lenski en su libro The Sermón (El Sermón). Según
este autor, la organización se distingue del orden en que comprende mucho
más.
El alfabeto es un ejemplo de orden, como lo son también los números
uno, dos tres, etc., pero en ninguno de los dos casos tenemos nada de
organización… En la organización existe algún principio directivo. Para
el sermón éste está imcorporado en el tema. Este principio directivo
domina todas las partes. Admite al sermón sólo aquellas partes que son
vitales para el tema y rechaza todas las demás, por valiosas y atractivas
que en sí puedan aparecer… En segundo lugar, este principio directivo
combina el material del sermón de tal manera que cada parte queda
colocada en el lugar donde puede ayudar mejor para dar expresión al
tema. No sólo es necesario que no falte ninguna de las partes
esenciales, sino que es necesario también que cada parte esté en su
debido lugar. El principio directivo determina cuál lugar le corresponde
a cada parte.
Tomemos por ejemplo a un ejército que pasa revista en un gran desfile
ante los altos jefes militares. La infantería, la artillería, las unidades
médicas—todos están allí. Y todo lo que se les exige es que desfilen en
línea ininterrumpida ante la tribuna oficial. No importa ni el número de
los regimientos ni el orden en que desfilen. Todo lo que importa es que
haya ALGÚN orden. Pero cuando este mismo ejército se prepara para
enfrentarse con el enemigo en el campo de batalla, la cosa es bien
distinta. Ahora precisa un plan de ataque, un principio directivo que
ponga a cada unidad en el lugar donde pueda aportar su mayor
contingente para lograr la victoria deseada. Importa mucho cuáles
tropas estén en la vanguardia y cuáles formen la retaguardia. Afecta
mucho si la artillería es colocada en un sitio o en otro. En una palabra,
¡hace falta la organización! El sermón no es una revista de tropas; es
más bien una batalla llevada adelante hasta conseguir la victoria.f313
(2) El corazón de la organización homilética está en la división del tema.
a. La división del tema es una absoluta necesidad. Don Alejandro Treviño,
distinguido pastor bautista mexicano quien por muchos años impartió la cátedra
de homilética en el Seminario, acostumbraba decirles a sus alumnos:
“Muchachos, la homilética tiene tres reglas: primera, Dividan su asunto;
segunda, Dividan su asunto; y tercera, DIVIDAN SU ASUNTO. (Este dato
fue proporcionado por el hermano Francisco Flores M., pastor bautista
mexicano, quien hizo sus estudios de homilética con el mencionado catedrático)
Las razones para insistir en que el tema sea dividido son las siguientes. En
primer lugar, la división del tema es necesaria para asegurar la unidad de la
discusión. Una buena prueba de la unidad de algún tema es su capacidad de ser
dividido en partes coordinadas. La división del tema es necesaria, además, para
conseguir la claridad de la discusión. Una idea se comprende mejor cuando se
la puede examinar por partes. Por otra parte, la división del tema es necesaria
para promover el movimiento progresivo de la discusión. La idea no sólo es
que lo que se organiza bien se ejecuta con mayor rapidez, sino que los oyentes
pueden percibir la progresión de la discusión cuando son conscientes de que
están pasando a la consideración de división tras división del tema.
Otra razón es que la división del tema es necesaria para sostener el interés de
la discusión. En cuanto a la predicador, el acto de formular las divisiones de su
tema despierta entusiasmo en la ejecución del plan. En cuanto a la congregación
la división del tema provee “descansos mentales” que alivian el cansancio
inherente a toda discusión prolongada.
La división del tema es necesaria también para lograr la economía de tiempo.
Las congregaciones cristianas modernas no están dispuestas por lo regular a
tolerar los sermones kilométricos. Demandan la brevedad y la concisión. Si el
predicador va a poder meter en los breves minutos de que dispone todo el
material que sea necesario para la elucidación de su tema, necesita organizar su
material.
Por último, la división del tema es necesaria para garantizar la permanencia de
las impresiones causadas por el sermón. El bien que un sermón determinando
hará en el corazón de los oyentes probablemente está en proporción directa al
tiempo que su mensaje es recordado. El mejor sermón a menudo resulta ser
aquel que provee a los oyentes con los medios para retener sus enseñanzas en
la mente. De tales medios, los más eficaces son: el texto, la proposición y las
divisiones. Son éstas las partes del sermón que suelen dejar las más hondas
impresiones en los que escuchan al predicador.f314
b. La división del tema precisa la elección del principio de división
que ha de regir en el plan del sermón. Un buen plan homilético se
caracteriza por el hecho de que todas las divisiones tienen la misma
clase de relación con el tema (asunto) del sermón. Para asegurar esta
uniformidad de relación, se precisa la determinación del principio de
división que va a regir en el plan. Este principio, una vez determinado,
debe ser observado uniformemente en todas las divisiones principales
del bosquejo.
Para evitar todo peligro de ambigüedad, el principio de división escogido debe
ser indicado por medio de una “palabra clave”. Esta “palabra clave” aparece
algunas veces en el título, aunque generalmente es colocada en la proposición o
en una oración de transición que sigue inmediatamente después de la
proposición y que sirve para unir a ésta con la discusión del tema. Y como la
“palabra clave” es la que indica cuál principio de división está gobernando la
división del tema, debe aparecer (cuando menos implícitamente) en cada una
de las divisiones principales del bosquejo.
Los ejemplos consignados a continuación servirán para indicar no sólo cuáles
son algunos de los principios de división más comunes, sino también para hacer
ver cómo éstos pueden ser indicados por medio del empleo de una “palabra
clave”. En cada caso la “palabra clave” va subrayada para que pueda ser
distinguida fácilmente.
(a) el tema puede ser dividido de acuerdo con el principio de LAS CAUSAS.
Texto: <411466>Marcos 14:66-72
Titulo: El Camino de la Negación
Proposición: la experiencia del apóstol Pedro ilustra esta importante verdad:
que un siervo de Dios no llega a negar a su señor sino al través de un trágico
proceso de descenso espiritual.
Oración de transición: Tracemos los pasos que conducen a la negación de
nuestro Señor y Salvador.
I. El primer paso en el camino de la negación seda cuando se tiene
demasiada confianza en sí mismo
II. El segundo paso en el camino de la negación se da cuando se
descuida la oración
III. El tercer paso en el camino de la negación se da cuando se echa
mano de las armas de la carne en defensa de la causa de su Señor
IV. El cuarto paso en el camino de la negación se da cuando se sigue a
Jesús de lejos
V. El paso final en el camino de la negación de da cuando se abandona
el compañerismo de los hermanos
Aquí la palabra clave “paso” aparece claramente en la oración de transición y
en la formulación de cada una de las divisiones principales.
(b) El tema puede ser dividido de acuerdo con el principio de LOS EFECTOS.
Texto: <041401>Números 14:1-11
Titulo: ¿Qué Hace la Incredulidad?
Proposición: La experiencia del Pueblo de Israel en Cades Barnea nos hace ver
con suma claridad cuáles son los efectos desastrosos de la incredulidad.
I. La incredulidad denigra el carácter de Dios
1. Implica que es débil.
2. Implica que es malo
II. La incredulidad envilece el carácter del hombre
1. Lo hace cobarde.
2. Lo hace rebelde.
III. La incredulidad estorba la obra de Dios
1. Hace que los creyentes se desalienten.
2. Hace que los incrédulos se mofen.
IV. La incredulidad provoca la ira de Dios
1. En la retracción de bendiciones ofrecidas.
2. En la aplicación de castigo positivo.
En este bosquejo la palabra clave “efectos” aparece en la proposición
solamente, pero implícitamente está en cada una de las divisiones principales
también.
Texto: <011310>Génesis 13:10-12
Titulo: El PRECIO de la Mundanalidad
Proposición: En la experiencia de Lot encontramos una gráfica ilustración del
terrible precio que tiene que pagar el hijo de Dios cuando se aparta de su
Señor para seguir los fuegos fatuos de este mundo.
I. La mundanalidad le cuesta la pérdida de la felicidad (Véase <610207>2
Pedro 2:7, 8).
II. La mundanalidad le cuesta la pérdida del poder de su testimonio
III. La mundanalidad le cuesta la pérdida de su familia
IV. La mundanalidad le cuesta la pérdida de su galardón
La palabra clave aquí es “precio”. Aparece en el título y en la proposición.
Encuentra en las divisiones su complemento en la expresión “le cuesta”.
(c) El tema puede ser dividido de acuerdo con el principio de LAS RAZONES
que apoyan una tesis determinada.
Texto: <442114>Hechos 21:14
Título: “Hágase la Voluntad del Señor”
Proposición: El pueblo cristiano siempre debe ser caracterizado por una actitud
de sumisión a la soberana voluntad de su Dios.
Oración: de transición: Consideremos dos razones que demuestran lo
razonable de esta actitud.
I. Esta actitud honra al Señor
1. Porque reconoce su derecho de hacer lo que quiere con lo que es
suyo.
2. Porque reconoce su sabiduría para dirigir su obra.
3. Porque reconoce su poder para arreglar todas las cosas.
II. Esta actitud trae bendiciones a sus hijos
1. Nos libra de responsabilidades.
2. Nos coloca en una buena posición para orar.
3. Nos coloca en una buena posición para ser iluminados.
4. Nos coloca en una buena posición para ser prosperados.
En este bosquejo la palabra clave es “razones”. Aunque no aparece
formalmente en ninguna de las dos divisiones principales, se sobreentiende
claramente.
Texto: <660209>Apocalipsis 2:9a
Título: Nosotros los Ricos
Proposición: Las únicas personas en el mundo que son ricas en verdad somos
nosotros, los creyentes en Cristo Jesús.
Oración de transición: Veamos las razones que tenemos para sustentar esta
tesis.
I. Somos ricos porque hemos recibido el perdón de nuestros pecados
II. Somos ricos porque los recursos de Dios están a nuestro alcance
III. Somos ricos porque las glorias del cielo nos están reservadas
En este bosquejo, exactamente como en el anterior, la palabra clave “razones”
queda sobreentendida en cada una de las divisiones principales, a pesar de no
encontrar en ellas expresión formal.
(d) El tema puede ser divido de acuerdo con el principio de LOS MEDIOS
propios para alcanzar algún fin.
Texto: <450711>Romanos 7:11
Título: COMO el Pecado Engaña a los Hombres
Proposición: El dominio universal que ejerce el pecado se debe cuando menos
en parte, a su extrema habilidad para engañar.
Oración de transición: Este hecho nos hace preguntar cómo es que el pecado
logra engañar a los hombres.
I. El pecado engaña al hombre mediante la glorificación de sus
supuestos beneficios
II. El pecado engaña al hombre mediante la desacreditación de la
doctrina del castigo
III. El pecado engaña al hombre mediante la presentación de falsos
caminos de salvación
En este bosquejo la palabra clave “cómo” encuentra su complemento en la
palabra “mediante” que aparece en cada una de las divisiones principales.
Texto: <610318>2 Pedro 3:18
Titulo: Los REQUISITOS del Crecimiento Espiritual
Proposición: La obligación de crecer en estatura espiritual implica la necesidad
de atender a los requisitos que tal crecimiento demanda.
I. El primer requisito del crecimiento espiritual es el de una
alimentación adecuada
II. El segundo requisito del crecimiento espiritual es el de una actividad
apropiada
Aquí la palabra clave “requisito” se halla en el título, la proposición y en cada
una de las divisiones principales del plan.
(e) El tema puede ser dividido de acuerdo con el principio de EL
SIGNIFICADO de algo.
Texto: <500127>Filipenses 1:27-30
Titulo: Una Vida Digna del Evangelio
Proposición: La exhortación apostólica nos hace preguntar ¿qué cosa es una
vida digna del evangelio?
I. Una vida digna del evangelio es una vida de paz
II. Una vida digna del evangelio es una vida de combate
III. Una vida digna del evangelio es una vida de fe
IV. Una vida digna del evangelio es una vida de amor
En este bosquejo tenemos una palabra clave interrogativa ¿“qué es?” En cada
una de las divisiones principales la misma palabra clave aparece en forma
declarativa “es”.
(f) El tema puede ser dividido de acuerdo con el principio de LAS
PREGUNTAS LOGICAS que se pueden hacer respecto al asunto.
Texto: <430301>Juan 3:1-18
Título: El Nuevo Nacimiento
Proposición: El requisito indispensable de la salvación es tener la experiencia
personal que Cristo llama el nuevo nacimiento.
Oración de transición: Este extraño asunto de un nuevo nacimiento podrá ser
entendido y apreciado si hacemos y contestamos las tres preguntas que son
implícitas en el pasaje que acabamos de leer.
I. ¿Qué cosa es el nuevo nacimiento?
1. Es una experiencia obrada por iniciativa divina; es “nacer desde
arriba”.
2. Es una experiencia espiritual; es “nacer del Espíritu”.
(1) Una experiencia obrada por el Espíritu de Dios.
(2) Una experiencia obrada sobre el espíritu del hombre
a. Purificándole de sus impurezas anteriores
b. Renovándole para una vida nueva.
3. Es una experiencia que se manifiesta en efectos sobre la vida que
pueden ser comprobados mediante la observación.
II. ¿Quiénes necesitan este nuevo nacimiento?
1. Nicodemo lo necesitó, siendo él:
(1) Un hombre erudito.
(2) Un hombre merecedor de la estima de sus conciudadanos.
(3) Un hombre cumplidor de la religión de sus padres.
2. Luego, todos lo necesitamos
III. ¿Cómo puede el hombre obtener este nuevo nacimiento?
1. Reconociendo que ha sido mordido por la serpiente del pecado
2. Dirigiendo la mirada de la fe hacia aquel que fue levantado en la cruz
como nuestro substituto.
En este plan la palabra clave es “preguntas”. Cada división constituye una de
las preguntas lógicas que es posible hacer y contestar acerca del asunto. Al
presentar este mensaje es muy posible que el predicador querría anunciar cada
división en la siguiente forma: “La primera pregunta que queremos hacer y
contestar es ésta: ¿Qué cosa es el nuevo nacimiento?” En tal caso, la palabra
clave aparecería claramente en el anuncio de cada división.
Texto: Éxodo 14:15
Título: Nuestras Órdenes de Marcha
Proposición: De este incidente desprendemos la siguiente verdad: el pueblo de
Dios no debe permanecer inmóvil; ni nunca debe retroceder; su deber
imperioso, su eterna consigna es ¡Siempre adelante!
Oración de transición: torno a este pensamiento tan apropiado a la realidad
actual de la obra cristiana en este país, conviene que hagamos y contestemos
las siguientes preguntas.
I. ¿Por qué hemos de ir marchando hacia adelante?
1. Porque la soberana voluntad de nuestro Dios lo ordena.
2. Porque la necesidad de la patria lo reclama.
II. ¿Cómo hemos de proceder en nuestra marcha?
1. Respetando el lugar que ocupa la iglesia neotestamentaria en los
planes de nuestro Dios.
2. Haciendo nuestro el programa de acción indicado por Cristo el
Señor.
3. Buscando y obedeciendo la dirección del Espíritu Santo.
III. ¿Qué es lo que nos espera en nuestra marcha?
1. Nos espera la oposición.
2. Nos espera la victoria.
Aquí, exactamente como en el ejemplo anterior, la palabra clave es
“preguntas”. Cada división principal constituye una de las preguntas lógicas que
es posible hacer y contestar acerca del tema del sermón.
(g) El tema puede ser dividido de acuerdo con el principio de la
YUXTAPOSICION DE DOS CONCEPTOS CONTRASTADOS O
COMPLEMENTARIOS:
Existen varios pares de conceptos que son de tal manera inseparables en
nuestra mente que cuando uno de ellos se menciona, el otro nos es sugerido
casi automáticamente. Algunos de los más comunes son: lo positivo y lo
negativo; lo subjetivo y lo objetivo; lo divino y lo humano; lo temporal y lo
eterno; lo material y lo espiritual; una pregunta con su respectiva respuesta; y un
problema juntamente con la correspondiente solución.
Este principio de división es apropiado especialmente cuando el texto presenta
tal yuxtaposición de conceptos o cuando se emplean textos múltiples. Los dos
ejemplos consignados a continuación aclararán la idea.
Texto: <441625>Hechos 16:25-34
Título: Una PREGUNTA Importante y Una CONTESTACIÓN
acertada
Proposición: Nuestro texto nos presenta una pregunta importante que recibió
una acertada contestación.
I. La PREGUNTA importante fue: “¿Qué es menester que yo haga
para ser salvo?
1. En esta pregunta vemos una conciencia de pecado y de perdición.
2. En esta pregunta vemos un anhelo de pureza y de perdón.
3. Pero en esta pregunta vemos también un error y una confusión.
II. La CONTESTACIÓN acertada fue: “Cree en el Señor Jesucristo y
serás salvo”.
1. Esta contestación fue acertada porque indicó al Único que es
poderoso para salvar.
2. Esta contestación fue acertada porque indicó la única condición por
la cual podemos ser salvos.
En este bosquejo la frase clave consiste realmente en la yuxtaposición de las
dos palabras “pregunta” y “contestación”. Se ve claramente cómo las dos
palabras en cuestión aparecen tanto en las divisiones principales como en las
respectivas subdivisiones.
Textos: <431810>Juan 18:10 “Entonces Simón Pedro, que tenía
espada, sacóla…” <431304>Juan 13:4 “Levántase (Jesús) de la cena,
y quítase su ropa, y tomando una toalla, ciñóse”.
Titulo: ¿La Espada o la Toalla?f315
Proposición: La espada y la toalla representan de manera simbólica dos
actitudes opuestas con que el ministro del evangelio puede acercarse a su labor.
Oración de transición: ¿Cuál debemos escoger?
I. ¿La espada? ¡No!
II. ¿La toalla? ¡Sí!
La palabra clave aquí es “escoger”. Se sobreentiende claramente en relación
con cada una de las dos divisiones.
Tenemos en el caso que acabamos de consignar un buen ejemplo de contraste
entre lo positivo y lo negativo. El peligro de este contraste consiste en la
tentación de presentar un solo asunto desde los puntos de vista negativo y
positivo. Tal plan resulta ser como sigue: I. Lo que el asunto que estamos
tratando no es; II. Lo que el asunto que estamos tratando sí es. Como dice
Lenski,f316 semejante plan es superficial y engañoso. Es superficial porque se
presta para cualquier asunto. Es engañoso porque cuando ha sido presentado
el aspecto negativo del asunto, ya no queda material distinto con qué tratar el
aspecto positivo y viceversa.
(h) El tema puede ser dividido de acuerdo con el principio de LAS
SUGESTIONES NATURALES DE UNA METÁFORA.
La Biblia está repleta de lenguaje figurado, como lo está también el habla diario
de las personas que componen nuestras congregaciones. Mucha de la
enseñanza de Cristo mismo está presentada en términos metafóricos (“Yo soy
la puerta”; “Yo soy el camino”; “Yo soy el pan de vida”, etc.) Si el predicador
tiene cuidado de entender bien el verdadero significado de estas expresiones
figuradas, a veces puede hallar en ellas sugestiones legítimas que puede
desarrollar para el provecho de sus oyentes.
Por ejemplo, pensando en la expresión “el agua de la vida”, cierto predicador
vio la manera de predicar sobre <430316>Juan 3:16 desde el punto de vista de esta
figura.
Texto: <430316>Juan 3:16
Título: El Agua de Vida en <430316>Juan 3:16
Proposición: Una buena manera de acercarnos a las riquezas de este texto es la
de verlo desde el punto de vista de la figura del agua de la vida.
Oración de transición: Desde tal punto de vista, ¿qué pues es lo que vemos en
este hermoso versículo?
I. Vemos un depósito de abastecimiento inagotable
II. Vemos también un caudaloso río que de él procede
III. Además, vemos un vaso con que tomar el liquido refrescante
IV. Vemos, por fin, una bebida que sacia eternamente nuestra sed
Aquí la palabra clave es “vemos”. Aparece en la oración de transición que une
la proposición con el plan, así como en cada una de las divisiones principales.
Otro predicador, pensando en la significativa metáfora, “Yo soy el pan de la
vida”, vio en ella una tema legítimo, así como un desarrollo interesante, como a
continuación se ve.
Texto: <430630>Juan 6:30-35f317
Titulo: La Fiesta del Alma
I. Esta fiesta es para las almas hambrientas
II. En esta fiesta se sirve pan para el alma
III. Esta fiesta se ofrece con el propósito de que las almas participen
de ella
IV. Con esta fiesta se nutre la vida del alma
La palabra clave aquí es “fiesta”. Cada división principal la contiene.
(i) El tema puede ser divido de acuerdo con el principio de los ASPECTOS
DEL MISMO QUE EL TEXTO PRESENTA.
Al hacer el estudio de su texto, muchas veces el predicador descubre que el
tema derivado de él puede ser dividido de acuerdo con el contenido del mismo
texto, pero que el principio de división no concordará con ninguno de los que
hemos expuesto arriba. Lo que hace es dividir su tema de acuerdo con los
aspectos del mismo que el texto presenta. Tales aspectos suelen ser tan
diversos como diversos son los contenidos de los respectivos textos. No es
posible clasificarlos bajo ninguna sola categoría. El contenido del texto
determina cómo es divido el tema. Los ejemplos consignados a continuación
deben aclarar el punto.
Texto: <480404>Gálatas 4:4, 5
Título: El Hecho Central de la Historia del Mundo
Proposición: El hecho central de la historia del mundo fue el advenimiento del
Hijo de Dios al pesebre de Belén
Oración de transición: Respecto a este hecho central de la historia del mundo,
el apóstol Pablo nos dice en nuestro texto tres cosas.
I. Nos dice que el tiempo escogido por Dios para enviar a su Hijo al
mundo fue un tiempo propicio
II. Nos dice que el método adoptado por Dios para enviar a su Hijo al
mundo fue un método apropiado
III. Nos dice que el propósito con que Dios envió a su Hijo al mundo
fue un propósito adecuado
En este sermón tenemos una frase clave, “nos dice tres cosas”. Cada división
principal nos presenta una de las tres cosas que Pablo dice en el texto respecto
al hecho central de la historia del mundo (el advenimiento del Señor Jesús).
Texto: <410101>Marcos 1:1-8
Título: El Evangelio Original
Proposición: En este pasaje aprendemos cuáles fueron las características del
evangelio cuando apareció en su forma original.
I. El evangelio original se basaba en la Palabra escrita de Dios
II. El evangelio original encarecía a los hombres la necesidad del
arrepentimiento
III. El evangelio original señalaba a Cristo como quien libra del poder
del pecado
La palabra clave aquí es “características”. Cada división principal presenta una
de las características esenciales del evangelio original.
Texto: <402806>Mateo 28:6b, 7a
Título: La Doble Invitación de la Tumba Vacía
Proposición: En las palabras dichas por el ángel a las atribuladas mujeres que
fueron a ver el sepulcro de Jesús, encontramos la doble invitación de la tumba
vacía.
I. Encontramos una invitación para investigar la realidad de la
resurrección
II. Encontramos una invitación para proclamar el significado de la
resurrección
Aquí tenemos la frase clave “doble invitación” y cada una de las divisiones
principales presenta una fase de esta doble invitación.
Texto: <410201>Marcos 2:1-12
Título: Una Lección Sobre el Perdón de los Pecados
Proposición: En este incidente del ministerio de nuestro Salvador encontramos
cuatro verdades fundamentales respecto al perdón de los pecados.
I. La más grande necesidad del hombre es la de obtener el perdón de
sus pecados
II. El único que puede perdonar los pecados es Cristo, el Hijo de Dios
III. El perdón de los pecados que Cristo otorga se acredita por una
transformación visible obrada en la vida de la persona perdonada
IV. La fe constituye la condición para obtener el perdón de los
pecados.
En este caso tenemos una frase clave que nos indica cómo el tema va a ser
dividido, a saber: de acuerdo con las cuatro verdades fundamentales respecto
al tema que se encuentran en el mismo texto. Cada división principal presenta
una de estas cuatro verdades.
Estos nueve principios no agotan las posibilidades de la variedad en cuestión de
la organización homilética de los sermones. A medida que el predicador vaya
adquiriendo experiencia y habilidad, irá descubriendo nuevas maneras de dividir
sus asuntos. Lo importante es que recuerde que la determinación del principio
de división que va a regir en el plan de sus mensajes es un requisito de vital
importancia para la buena organización de su sermón.
En relación con estos nueve principios de división, hay ciertos conceptos
auxiliares que el predicador puede emplear con provecho en la división de sus
temas. Varios de ellos han sido ilustrados ya en los bosquejos dados arriba.
Consisten en ciertos grupos de conceptos que tienen múltiples usos en relación
con la elaboración de los temas del púlpito cristiano. No constituyen principios
de división, propiamente dichos, porque se pueden emplear en relación con
varios de los principios que hemos discutido ya. Por falta de mejor nombre, les
llamo “categorías de relaciones”. Las más comunes de ellas son las cuatro que
a continuación se especifican.
En primer lugar podemos mencionar la categoría de relaciones temporales (lo
pasado, lo presente y lo porvenir). Tenemos también la categoría de relaciones
personales (yo, el prójimo y nuestro Dios). Otra es la categoría de relaciones
psicológicas (el intelecto, los sentimientos y la voluntad). Y, por último, hay
que pensar en la categoría de relaciones doctrinales. Existen varias
aplicaciones de esta categoría: Las Tres Personas de la Trinidad (Padre, Hijo y
Espíritu Santo); los diferentes atributos divinos (poder, sabiduría, amor, etc.);
los distintos aspectos de la doctrina de la salvación (regeneración, santificación,
glorificación). El predicador alerta pronto descubrirá que estos conceptos
auxiliares le ayudarán a dar variedad y sustancia a la organización de sus
sermones.”
Fin del capítulo V, “El Orden Didáctico del Sermón.”