No hay tiempo para libros buenos

El pastor HSM Richards, fundador del programa radial “The Voice of Prophesy”, solía decir: No tengo tiempo para leer buenos libros. Apenas puedo leer las grandes obras.

Vivimos en tiempos críticos. No podemos desperdiciar nuestro escaso y valiosísimo tiempo leyendo libros meramente buenos (ni que hablar de los malos). Debemos ir a los fundamentos de nuestra fe y asegurarnos de estar en el sendero angosto y elevado.

Cada día, de mañana y de noche, mi esposa y yo tomamos abundante tiempo para estudiar la Palabra de Dios. Todo lo demás es secundario.

En estos días dentro de nuestra iglesia, está de moda dudar de todo fundamento de nuestra fe: de la doctrina del Santuario, de los escritos del Espíritu de Profecía, de la misión de nuestro movimiento, etc.

Charlatanes arrogantes –algunos de ellos luciendo pomposos títulos universitarios– se sienten autorizados para poner en ridículo a los que siguen la fe bíblica en su sencillez y andan con humildad en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.

Penosamente, nuestro pueblo ha ido perdiendo el fervor y el interés en el estudio de las Sagradas Escrituras que una vez lo distinguía. Muchos de entre nosotros nunca abren su Biblia en su casa si acaso la abren en el culto del sábado. No aman al Señor como lo hacían los pioneros de nuestro movimiento. Viven vidas mundanas, aman el pecado. Estos son los primeros en tragarse sin masticar todo lo que estos pretendidos sabios enseñan tan sólo porque resulta agradable a sus apetitos naturales.

Sabemos que este mal irá en aumento hasta que estalle una gran crisis y se produzca un fuerte zarandeo. La iglesia será sacudida. En aquel tiempo muchos verán que sus lámparas se apagan y no tienen aceite para volverlas a llenar. Han perdido el tiempo leyendo basura y alejándose del Señor.

En los tiempos de Richards no existían la televisión ni el Internet, sino sólo la página impresa. Hoy su declaración cobra un valor mucho mayor ante la manera arrolladora en que los medios masivos e interactivos invaden las multitudes.

Me apena ver por todas partes jóvenes, adultos y aún ancianos idiotizados frente a las pequeñas pantallas de sus teléfonos celulares. Muchos en sus hogares malgastan horas de su precioso tiempo “chateando” en las redes sociales o mirando televisión. Entretanto la Biblia y los grandes libros acumulan polvo en los anaqueles.

No tenemos tiempo para leer buenos libros, ni para mirar “buenos” programas en la televisión ni aún para tener amables intercambios en las redes sociales. Nunca estos entretenimientos deberían tomar el lugar de los Escritos Sagrados. Pronto caerá sobre todos los hombres un tiempo de angustia cual nunca ha habido en la tierra ni lo habrá. Un tiempo cuando todo lo que pueda ser removido lo será. Un tiempo cuando lo que ahora nos parece amable y divertido se esfumará en el aire.

Isaías 2:

17 La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día.

18 Y quitará totalmente los ídolos.

19 Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra.

20 Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase,

21 y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra.

22 Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?

Asegurémonos de llenar nuestras mentes y corazones con las Palabras de la Biblia y las revelaciones de la Inspiración. Los libros buenos. . . sólo si nos queda tiempo.