(Este escrito es parte de mi correspondencia con un músico y compositor amigo mío.)
En lo referente a la fuente de la inspiración artística yo alcanzo a ver dos categorías totalmente opuestas. En pocas palabras, podría plantearlas de la siguiente manera:
-Mirar hacia adentro.
-Mirar hacia afuera.
De las filosofías del lejano oriente nos viene la idea de que todos somos parte de ser universal, o de un alma universal. Según estas filosofías es necesario mirar hacia adentro y profundizar el yo, hasta llegar a apreciar la infinita dimensión del propio ser como parte de un ser universal y eterno. Llamamos a esto Panteísmo.
Las filosofías occidentales, especialmente las que tienen influencia bíblica (Judaísmo, Cristianismo e Islamismo) sostienen la idea de que el ser humano no es divino ni existe por sí mismo, sino que es creación de Dios como una criatura susceptible de desarrollo, pero que viene al mundo como una página en blanco. Llamamos a esto Creacionismo.
Desde mi fe cristiana, no me veo como parte de un Dios que está en todas las cosas, sino como un ser creado con un gran potencial pero con limitaciones impuestas por un Creador sabio y lleno de amor.
También me veo como un ser caído. Uno que comete errores de todas clases: de ignorancia, de omisión y de comisión voluntaria. Sé que muchas veces, queriendo hacer un bien, hago un mal. Siento que alguna cosa está mal dentro de mí.
Por ese motivo no quiero profundizar dentro de mí. Porque ¿Qué voy a encontrar buceando en mi alma errante? Sólo confusión y vacío. Eso mismo es lo que percibo en la música de adoración de los budistas, por ejemplo. En algunos de sus ritos la música es sencillamente aterradora. Puede haber mucho arte en esa música. No le niego el mérito artístico. Pero el mensaje que transmite es el mensaje del vacío. En verdad, no hay mensaje alguno como no sea un efecto abrumador sobre el alma humana.
La música occidental se desarrolló en un ambiente fuertemente influido por la idea creacionista bíblica. No es casualidad que Juan S. Bach fuera un devoto estudiante de la Biblia. La música occidental tuvo un desarrollo que ni se sueña en los pueblos del oriente. Algunos pueblos primitivos de este mundo no tienen música ni idea de ella. Los nativos de América del Norte no tenían música. Tampoco los de América del Sur. Estos últimos sólo hacían sonar algunos instrumentos de percusión o tocaban algo semejante a una quena con tres agujeros que usaban en sus funerales. La música la recibieron de los frailes españoles y la llevaron a un gran desarrollo instrumental y musical.
¿Qué es la inspiración? es una feliz conjunción de un concepto, una experiencia profunda y una imagen sonora que tiene la virtud de recrear emociones semejantes en oídos del oyente.
Tanto el concepto, como la experiencia y la imagen son cosas que han venido de afuera. El artista captó esas cosas en su vida diaria y real.
Cuando has vivido y superado una experiencia difícil y dolorosa, estás en condiciones de ayudar a otro que está entrando en una experiencia semejante. Si tu corazón es compasivo, tratarás de ayudar al que está sufriendo lo mismo que tú sufriste y venciste. Tienes conocimiento de primera mano. Este hecho te da autoridad delante del que sufre. Y ese conocimiento usado por vía de la compasión resulta de gran bendición y alivio para el que sufre.
El alma del artista se nutre de todas las experiencias tristes o felices de la vida. Todas ellas han dejado riquezas en el alma y están allí esperando la imagen sonora feliz, que ponga dicha riqueza al alcance de otros por vía de la música.
Si quieres vivir esta experiencia en plenitud sigue el camino de Bach. El estaba atento a los hechos de la Providencia, a las ideas que se relacionan con la excelencia y el amor, y a percibir el sentimiento y las emociones de todos los que lo rodeaban. No era un monje encerrado en una celda, sino un amigo de todos, lleno de simpatía y compasión. Esto se dejaba oír en su música, una de las más emotivas y variadas que alguna vez he conocido.
En cuanto al estilo personal, ¿de dónde viene? ¿es un collage más o menos interesante de estilos ajenos? No. El estilo personal nace cuando uno deja de pensar en él. Es el producto natural de una conjunción de tres factores: La naturaleza emotiva y creativa del compositor frente a la naturaleza, la providencia y la necesidad que los oyentes tienen de su arte. El artista no “crea” un estilo. El estilo le sale solo cuando se olvida de sí mismo en su afán de beneficiar a otros.
Conozco todo esto, pero no en el ambiente musical sino en el literario y el educacional. Los que me leen perciben en mí una originalidad total que no se parece a la de ningún otro. Mi nieto me dice que con sólo leer un par de líneas ya puede afirmar si un escrito es mío o no. No soy un gran predicador sino un sencillo maestro del Evangelio. Pero los que me han oído dicen que mis clases y prédicas se recuerdan para siempre a causa de su originalidad y su impacto.
Yo jamás me detuve a pensar en mi estilo. Sólo traté de hacer las cosas bien con el fin de ayudar a otros.
Carlos Perrone
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