Notas diversas.

(Presento aquí una serie de aportes míos a un círculo pastoral en relación con la música, en la esperanza de que puedan ser útiles para otros lectores fuera del círculo.)

Música y Emotividad

Después de escuchar el modo de cantar de muchos adolescentes y preadolescentes en los vídeos de GodVine, me pregunto qué parte desempeñan las emociones en nuestro acto de cantar.

En GodVine sólo se presentan jovencitos que han sido exitosos en concursos de talentos.

Hay un común denominador en todos ellos: la emotividad con que cantan. Ponen todo el corazón en su canción. Su emotividad contagia al auditorio que los aplaude a rabiar. 

La música es el lenguaje de los sentimientos. Si nuestra emotividad al cantar no va de acuerdo con la letra, lo que estamos haciendo es una contradicción.

Permitidme ilustrarlo: La esposa de Juan acaba de dar a luz un niño. Juan está en la sala de espera leyendo un periódico. El médico obstetra sale a darle a Juan las buenas nuevas. Juan responde con absoluta calma: “Qué bien, cuanto me alegro, tan pronto termine de leer este artículo entraré a verlo. Muchas gracias.”

¿Qué te parece? El fue muy formal en decir que se alegraba, pero su actitud parsimoniosa no demuestra mucha alegría.

Pues así cantamos nosotros: de una manera muy formal, pero sin espíritu, sin emoción. Los ángeles celestiales cantan con toda su alma a Dios. Podemos verlo en los coros angelicales del Apocalipsis. Y nosotros, pobres y miserables seres humanos socorridos por la preciosísima sangre del Cordero, cantamos muchas veces sin saber lo   que estamos cantando.

Los jovencitos que mencioné cantan meras canciones sentimentales y ponen toda el alma en elllas. Nosotros cantamos las grandes riquezas de la gracia de Dios en Cristo Jesús como si tales verdades no despertaran ningún sentimiento de gratitud, de admiración o de adoración sumisa o de exaltada alegría.

No es asunto tampoco de gritar, saltar, bailar, para expresar emotividad. Podemos simplemente estar de pie o sentados sin mayor manifestación que nuestra voz. Pero esa voz suena muy diferente, como la noche y el dia, cuando se la pronuncia con un corazón lleno de amor en el Espíritu.

Hay una falsificación de la emoción que es el ruido. A eso se refiere la Hna. White cuando habla de ruidos y desorden en la alabanza. No necesitamos nada de eso. Sólo necesitamos vivir de corazón lo que predicamos y esperar en Dios. Nuestras voces entonces reflejarán lo que tenemos en nuestro interior y nuestros cantos conmoverán al mundo.

No necesitamos de ardides psicológicos  para “fabricar” el entusiasmo. Pero sí es necesario que el director de canto tome un minuto para resaltar el significado del canto en invitar a los hermanos a alabar al Señor que hizo tanto por nosotros.

La siguiente cita de EGW puede aplicarse también a nuestra manera habitual de cantar:

‘En cierta ocasión, cuando Betterton, célebre actor, estaba cenando con el Dr. Sheldon, arzobispo de Canterbury, este le dijo: “Le ruego, señor Betterton, que me diga por qué ustedes los actores dejan a sus auditorios tan poderosamente impresionados hablándoles de cosas imaginarias”. {2MCP 224.1}

Su Señoría—contestó Betterton—, con el debido respeto a Su Gracia, permítame decirle que la razón es sencilla: reside en el poder del entusiasmo. Nosotros, en el escenario, hablamos de cosas imaginarias como si fueran reales; y ustedes, en el púlpito, hablan de cosas reales como si fuesen imaginarias”.’—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 241, 242 (6 de julio de 1902). {2MCP 224.2}

El Entusiasmo

El enemigo conoce el poder del entusiasmo. Por eso “fabrica” un entusiasmo falso, sin base en la verdad y que induce a error por medio de una música diabólica, sea ésta ruidosa o calma. Y nosotros, que tenemos la verdad que es digna de cantarse con toda el alma no oponemos ninguna oposición al diablo. Uno tras otro los jóvenes se nos van, seducidos por los engaños de una música vana y nosotros seguimos cantando con nuestra habitual y “santa” parsimonia. ¿No se nos ha ocurrido pensar que seremos juzgados por nuestra manera de cantar a Dios? Debemos cantar con el espíritu y con el entendimiento; en espíritu y en verdad. No lo digo yo. El Señor lo dice. ¿Tendremos en poco sus palabras?

Los Idiomas de la Música.

Cuando hablamos la palabra  de Dios, lo hacemos en la lengua del pueblo. ¿Quién nos entendería de otra manera? En mis últimos años antes de mi jubilación yo era pastor de dos congregaciones. Una hispana y otra de habla inglesa. Ambas funcionaban en el mismo templo alquilado de la iglesia presbiteriana. Cuando teníamos reuniones en común, yo solía predicar en ambas lenguas en forma alternada. Si predicaba sólo en español, ninguno de los de habla inglesa me entendía. Si predicaba en inglés, algunos hispanos no me entendían. De modo que debía predicar en dos idiomas para que cada uno pudiera entender.

La música es también una forma de comunicación, como lo es el habla. Pero no para expresar ideas sino emociones. Y así como el hablar humano tiene muchos idiomas diferentes, la música tiene también muchos idiomas diferentes. La música de la India se escribe también con siete notas, como la occidental nuestra. Pero esas siete notas están distribuidas de una manera totalmente diferente dentro de la octava. De allí que los instrumentos de la música india nos parezcan horriblemente desafinados a los que tenemos el oído habituado a nuestra escala occidental temperada.

Puedes comparar las divisiones o trastes de la guitarra, como la conocemos nosotros, con las del sitar, instrumento típico de la India parecido a la guitarra y verás cómo los trastes o divisiones del sitar están distribuidos de una manera tan diferente. En la música de la India no hay tal cosa como armonía. Por lo general se toca una melodía con muchos adornos y se la acompaña con toques del primero y quinto grado de la escala y toques de tambor. Los japoneses usan, en su música tradicional, una escala pentatónica, es decir, de cinco notas dentro de la octava. Y así, en lamúsica folclórica de otras culturas existen diferentes escalas con las cuales construyen su música.

Nuestra escala procede del mundo antiguo occidental. Pitágoras (siglo VI AC) y sus discípulos estudiaron científicamente la escala musical que ya había sido establecida empíricamente por los músicos desde mucho tiempo atrás. Aquella escala, que podríamos llamar “natural” era muy dulce al oído. Pero los intervalos entre nota y nota no eran regulares, sino que, conforme a su generación basada en los armónicos tenían ciertas pequeñas diferencias y no permitían los cambios de tonalidad. Sólo en los tiempos de J. S. Bach se corrigieron arbitrariamente esas pequeñas diferencias y se dividió la octava en doce partes iguales llamadas semitonos y se establecieron las siete notas de acuerdo con ellos en intervalos de dos semitonos o de un semitono según el caso. Esta nueva escala es una variación muy pequeña de la escala antigua que muy pocos oídos logran percibir, pero que facilitó los cambios de tono y la armonía como también la construcción de instrumentos de teclado, el arpa, el laúd y la guitarra.

Te cuento toda esta larga historia para ilustrar el hecho de que así como los idiomas usan diferentes palabras y se escriben con diferentes letras, así también la música.

Escuchar música en un idioma que uno no conoce puede ser muy desagradable y producir una sensación emocional muy diferente de la que el músico quiere transmitir. Así sucede con la música de la iglesia.

En los vídeos misioneros veo y oigo hermanos adventistas indos cantando según la escala occidental. Es como si nuestra música les hubiera ido en el “paquete.” Pero ellos tiene su propio sistema musical y nuestros himnos podrían ser refundidos en sus moldes, o ellos podrían (y seguramente lo hacen) escribir sus propios himnos dentro de sus modalidades. Tales himnos podrían sonar desafinados a nuestro oído, pero serían muy dulces a sus oídos.

Así también dentro de nuestra cultura hispana hay muchos “dialectos” musicales. Apartándonos de la música baja y sensual, podemos ver que hay géneros bellos y canciones que soy sanas y buenas. Entre los andaluces existe la costumbre de cantarle coplas al santo que va en la procesión. La imagen de la virgen es llevada por las calles con grandes galas y de pronto sale de entre la multitud, de uno u otro lado de la calle, un cantaor con su guitarra y le canta un par de coplas a la imagen. La procesión se detiene para oír la copla. Si el cantaor no canta bien levantan el santo y siguen, y lo dejan cantando solo. En este caso el cantaor no usa ni el modo mayor ni el modo menor, como es usual en nuestra música, sino el modo frigio, típico del flamenco y de mucha de la música española.

Me he dado cuenta que en esto de la música, por tratarse de la expresión de emociones que están más allá de los razonamientos, hay que ser prudente y paciente. Toma tiempo entender un idioma musical-emocional diferente. Como la preocupación gira más bien en torno a los jóvenes, no debemos apresurarnos ni impacientarnos. Lo que debemos hacer es escuchar la música de los jóvenes. Dejando de lado la música ruidosa y diabólica, por supuesto, hay otros géneros de música que encierran belleza y expresan emociones sanas. Deberíamos tomar tiempo para entender su idioma emocional. Su cultura es diferente de aquella en que nosotros fuimos criados. No les mandemos a los jóvenes que se acerquen a nosotros, más bien vayamos nosotros a ellos y compartamos con ellos, hasta que podamos entender su idioma y ayudarles a cantar de una manera que, a la vez de armonizar con nuestra fe, se exprese en el idioma que ellos entienden mejor.

Música Disonante

En nuestra cultura musical occidental dividimos los acordes en consonantes y disonantes. Los consonantes son dulces al oído y los disonantes son duros al oído. Al menos así lo sentimos nosotros.

Pero en algunas culturas orientales se usan acordes muy disonantes y sus cultores no sienten que sean duros. Si nosotros pasamos bastante tiempo oyendo su música, llegaremos a aceptar sus acordes como suaves al oído, y si de pronto volvemos a nuestros acordes “consonantes” los hallaremos muy disonantes, por el reajuste producido en nuestra mente por los acordes orientales.

La música es el idioma de las emociones. La experiencia nos muestra que, así como en el lenguaje de las ideas hay muchos idiomas diferentes, que usan de diferentes sonidos producidos por nuestros órganos sonoros; en la música hay también muchos “idiomas” que usan de los sonidos de una manera diferente para expresar emociones. Aún dentro de un mismo grupo cultural o étnico pueden darse diferencias muy grandes. Por eso, en esto de la música se requiere ser de mente amplia y comprensiva y hay que tratar de entender la música del hermano oyéndola y tratando de captar su lenguaje.

Pensemos Bien Cuando Hablemos de Música

Es necesario que tomemos un poco de tiempo para ver mejor este asunto de la música.

La música no es creación de Satanás, sino de Dios. Cuando Lucifer fue creado las flautas y los tamboriles resonaron con alegría. De modo que la música es anterior a Lucifer y tan eterna como Dios mismo. Es una expresión de su amor.

Por cierto que Satanás no creó nada, sino que arruinó todo lo que Dios había creado en este mundo y transformó en maldición todo lo que el Señor había diseñado para bendición. Y así ocurrió con la música.

La música mundana tiene –en general– el efecto de separar al hombre de Dios y arruinar su vida. Es como un licor embriagante o una droga adictiva que atrapa al hombre y lo lleva a la esclavitud del pecado.

Ahora bien, si llamamos música mundana a la que conduce al pecado, debemos ser cuidadosos con las generalizaciones. No toda la música del pueblo, o popular, es mundana. Satanás tiene control sobre cierto tipo demúsica y sobre cierta clase de gente. Pero no tiene control total sobre toda la música ni sobre toda la gente. Pueden hallarse, en todos los géneros, obras populares que no son “mundanas” ni diabólicas sino que expresan sentimientos nobles y elevadores. El Espíritu Santo no ha abandonado el mundo todavía, sino que lucha contra el enemigo y se abre paso en todos los ambientes y en todos los géneros musicales para dar testimonio de la verdad. Mezclada entre tanta música popular mundana, hay también música popular sana y buena que no encierra peligro.

Los instrumentos no son ni buenos ni malos. Son sólo instrumentos. Un instrumento puede usarse para el bien o para el mal. Eso ya no depende del instrumento sino del que lo ejecuta. Los dibujos macabros que se pintan sobre ciertas guitarras eléctricas y las formas caprichosas de algunas de ellas no tienen nada que ver con el instrumento en sí, sino con el tipo de música para el que se usará ese instrumento. La base del instrumento son seis cuerdas de metal y seis pastillas captoras electromagnéticas. Nada más. Las guitarras eléctricas no tienen caja de resonancia como las clásicas porque no la necesitan. El resto es decoración.

Sin ánimo de hacer una teología de la música, me atrevo a comparar los instrumentos de alabanza mencionados en los últimos salmos y los empleados, siglos más tarde en la dedicación de la estatua de Nabucodonosor y veo que son básicamente los mismos: Intrumentos de cuerda, de viento y de percusión. Y así es hasta el día de hoy, con el añadido de los instrumentos electrónicos.

En cuanto a los géneros musicales: Un género musical es un grupo de obras que comparten características similares. Estas características pueden ser el ritmo, el sentimiento, ciertos giros melódicos característicos, los instrumentos con que se ejecutan, el mensaje predominante etc.

Tomemos por ejemplo el tango rioplatense: Se define por sus giros melódicos característicos y por su ritmo fuertemente marcado. Se lo escribe en compás de 4/4. Esto quiere decir que cada unidad musical o compás se divide en 4 partes iguales o tiempos que se acentúan de la siguiente manera:

1°: Fuerte

2°: Suave

3°: Semifuerte

4°: Suave.

Pero el solo compás no define el género. Nuestro himnario adventista está lleno de himnos en compás de 4/4. Ej.: “Cantad Alegres al Señor.” Para convertirlo en un tango habría que tocarlo un poco más lentamente, marcando bien el ritmo y cambiándole un poco la melodía. Mediante un simple ojeada al himnario podemos ve que la mayoría de ellos están escritos en compás de cuatro cuartos.

El vals, que la Hna. White señala como perjudicial está escrito en compás de tres tiempos o tres cuartos: Fuerte, suave, suave. Si pensáramos que el problema está en la medida del compás, entonces no deberíamos cantar el himno “Cual Mirra Fragante” que está escrito en compás de ¾.

El rock nació en los años cincuenta. En aquellos tiempos el programa racial de blancos contra negros era terrible. Los semanarios traían con frecuencia fotografías en colores de negros que habían sido muertos y arrojados a una hoguera en medio de la calle en ciertas ciudades de los Estados Unidos. Surgió un género llamado “rythm & blues” de la población negra cuyas letras con frecuencia eran protestas por la segregación racial. Su expresión era apasionada y a veces iracunda.

Esta música negra se mezcló con el “country” blanco y recibió otras influencias y así apareció un nuevo estilo al que un “disc jockey” llamó rock and roll, al notar que dicha expresión aparecía en algunas de sus letras. El resultado fue una mezcla negra y blanca de ritmo fuertemente marcado y expresión muy apasionada y por momentos violenta.

En 1955 –el mismo año cuando yo comenzaba la escuela secundaria en plena revolución antiperonista– hizo su aparición Elvis Presley. Yo cumplía 13 años de edad por entonces. Fui testigo de un fenómeno sin precedentes. El rock, con Elvis Presley y otros famosos invadió literalmente el mundo entero. Nunca me gustó el rock, pero el fenómeno se desarrollaba delante de mis ojos cada día. Veía a mis amigos apasionados con esa música y yo no entendía qué les sucedía.

Tanto yo, como mis compañeros de clase, habíamos nacido en medio de la segunda guerra mundial. En Argentina no había guerra. Pero un compañero mío, italiano, había nacido en una ciudad bombardeada en la provincia de Ferrara. Habían pasado sólo diez años de aquella terrible guerra que segó 80 millones de vidas. La juventud rápidamente iba perdiendo la fe en Dios y en las instituciones humanas. Las ideas triunfalistas de un futuro glorioso mediante la tecnología se desmoronaban. Los corazones estaban llenos de temor y la desconfianza respecto del porvenir crecía de día en día.

En medio de tal estado mental apareció el rock, nacido del dolor de los negros que eran quemados en las calles como si fueran basura. La nueva generación de posguerra se sintió identificada por el sentimiento que expresaba la nuevamúsica. La causa de los negros fue olvidada y comenzaron a cantarse letras que reventaban con todo. No más restricciones, no más reglas, no más instituciones, no más tradiciones, no más inhibiciones. Y esa música, manejada por el enemigo, fue el ambiente espiritual en el que se formó una nueva generación desenfrenada.

El nuevo género fue usado por Satanás para corromper la mente y el corazón de la juventud. Al ritmo enloquecedor y a las letras depravadas se unieron otros recursos nefastos como el muy alto volumen sonoro por medio de poderosos amplificadores, luces psicodélicas, alcohol, drogas, pornografía, etc. No es de extrañar que muchos hombres y mujeres que fueron librados por Cristo de un veneno tal odien dicho género con toda su alma y se aparten de todo lo que se le parezca.

Ahora bien, el rock and roll original fue dividiéndose con el tiempo en un gran número de subgéneros. Hoy en día, a más de 60 años de sus comienzos, se le llama rock a muchos géneros nuevos que son muy diferentes del rock and roll original. Ya no se dice “rock and roll,” sino simplemente rock.

En muchos casos el rock toma la forma de baladas lentas y sus letras no son pecaminosas ni violentas. ¿Debemos identificar cada tendencia o género actual llamado rock con el rock and roll original de hace 60 años? Pienso que no. ¿Por qué? Porque la juventud del siglo XXI vive una problemática diferente de la que vivió la juventud de posguerra.

El problema de segregación racial en los Estados Unidos ha disminuido drásticamente, al punto de que el país está siendo gobernado por un mulato. ¿Está el mundo llorando la muerte de 80 millones de personas en sólo seis años de guerra? No. La angustia de ahora es la que Jesús mencionó:

Lucas 21:26

Los hombres quedarán sin aliento por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra, porque las potencias de los cielos serán conmovidas.”

Lucas 21:25

25 “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes,confundidas a causa del bramido del mar y de las olas.”

La angustia y la confusión que viven los jóvenes de hoy no es la de una guerra que se avecina, o que acaba de terminar, sino la desesperanzada expectación de un desastroso fin para el mundo entero. Ninguna luz alumbra en el futuro. El mundo entero marcha sin remedio a su colapso final.

No es de extrañar que encuentren una forma de expresión musical en un ritmo marcado y con juegos de voz que suenan como lamentos y ayes. Yo no estoy diciendo que me gusta esa clase de música. Creo que he sido claro a lo largo de mis cartas respecto de cuál es mi preferencia en materia de música. Sólo digo que muchos jóvenes buscan esa forma de expresión porque va más de acuerdo con su sentir interior. Creo, definidamente, que en lugar de salirles al encuentro con un seco NO, deberíamos sentarnos a conversar con ellos para conocer sus sentimientos y ayudarlos con las promesas del Señor y las oraciones hasta que por la fe sus temores se desvanezcan y su espíritu encuentre paz en Cristo. No debemos ponerlos a un lado como si fueran demonios. Entre ellos hay verdaderos hijos de Dios que buscan constantemente lo mejor. Muchos de ellos, son adolescentes interiormente temerosos que se irán afirmando con el tiempo y el crecimiento en la fe. Cuando sean adultos sus gustos y percepciones madurarán y se ampliará su visión acerca de la música y el canto. Pero ahora ellos son adolescentes y sienten así. No les digamos que su sentir es pecado; que el diablo los va a atrapar en sus redes. Ellos están buscando a Dios a su manera. Y Dios, muy ciertamente, los está guiando.

Sencillez. La Letra es lo Primero

Toda buena alabanza es sencilla, sentida, luminosa.

Para el que oye todo parece muy sencillo.

Pero te puedo asegurar que para el músico que la ejecuta y para el que la compone la cosa no es tan sencilla. Tanto el ejecutante como el compositor han trabajado largas y penosas horas estudiando, practicando, probando. El resultado es algo bello ¡Qué bien! Pero para llegar a ello tuvieron que sudar la gota gorda. El chinito que toca con una hoja no aprendió ese arte de la noche a la mañana. Y del momento que no hay muchos como él, podemos inferir que el asunto no es fácil.

Mi intención es trabajar no sólo con los que oyen, sino también, y muy especialmente, con los que componen y ejecutan. Con pena veo que se está popularizando entre nosotros un género musical “contemporáneo” de muy bajo valor artístico. Necesitamos hombres y mujeres, adultos y jóvenes, que estén dispuestos a dar todo de sí y a sudar la gota gorda a fin de dar a nuestros jóvenes lo mejor. Una música y unas letras que los eleven a Dios y los preparen para los tiempos difíciles que les esperan.

Los himnos del himnario son bellísimos. Te menciono sólo dos que tienen gran nivel musical entre muchos otros: “Cantad Alegres al Señor” y “Dulce Oración.”

Pero la mayoría de los himnos del himnario consisten en bellísimas músicas a las cuales se le ha adosado una letra. En la época en que fueron compuestos se le daba mucha importancia a la música. La letra debía acomodarse a lamúsica.

La tendencia actual es diferente: la música debe acomodarse a la letra. De esta manera la música va tomando formas sencillas y flexibles que permiten la máxima expresión de los sentimientos y emociones implícitos en la letra. La forma musical de los himnos tradicionales, verdaderas joyas del arte musical, son lamentablemente rígidas en cuanto a la expresión emotiva. Por eso se usó en un tiempo el recurso de estirar las notas y agregar pausas a fin de quebrar esa rigidez.

Justamente eso es lo que tratan de hacer nuestros jóvenes: usar músicas estructuralmente muy sencillas y a la vez muy flexibles que les permitan expresarse. ¿Cómo se expresan? Bajando la voz por momentos y haciéndola oscura; quebrando la voz; levantando la voz a un alto volumen y un tono alto; usando un voz sollozante; y otra formas más.

Esta forma de cambiar la voz se consideraba inapropiada hace 40 años en la iglesia. (Sucede los mismo en muchas iglesias de hoy.) Había que cantarlo todo con una misma voz. Recuerdo que los cantantes que ponían expresión tenían problemas.

Lo mismo sucedió con el Canto Gregoriano. Con sus reglas “santas” Gregorio Magno mató el canto congregacional católico por mil años hasta la Contrarreforma. Y nunca hasta hoy la iglesia católica se ha repuesto completamente de aquel formidable golpe.

Déjame decirte que a mí, en lo que respecta a mi gusto personal, me gusta el canto gregoriano y lo disfruto, porque como quiera la pasión por el arte también llego a él y hay obras maestras. Pero eso está bien para mí que soy un loco de la música, pero ¿qué de los hermanos sencillos de la iglesia? Ciertamente esa música antigua no les ayudaría.

Así sucede con nuestros jóvenes de hoy. Los himnos del himnario pueden ser muy bellos artísticamente, pero ellos necesitan un medio más flexible para expresar el amor a Dios que tienen en su corazón.

Juventud y Música

La juventud de nuestros días, tiene por un lado un mundo que se desmorona sin remedio. Por otro lado está sobreestimulada por los medios masivos. Su comida mental y espiritual tiene tanto chile que pica y pica al par que le quita el verdadero gusto a la comida. Sus paladares espirituales están insensibilizados con tanto picante y nada les sabe a algo. Pero la imagen de Dios no se ha borrado totalmente en ellos. El Espíritu aún les habla. Sienten que algo anda mal. Unos caen en el ruido infernal del rock,, que es fuertemente adictivo y es parte de ese chile que los intoxica y que está presente en todas partes. Otros caen también en drogas y otras adicciones. Pero nada de eso llena el vacío,

Cada joven es un nudo de una extensa red que cubre el mundo. Las redes sociales los mantienen conectados con realidades que nosotros, antes de esta tecnología, ignorábamos por completo. Para mal o para bien viven interconectados con jóvenes de todos los países bajo el cielo. Son sociales y les gusta compartir y trabajar en equipo. No es fácil guiar su pensamiento desde un aula de clases o desde un púlpito porque ellos se informan por sí mismos a través de la red mundial.

En otras palabras, no es fácil llegar a ellos. Están tan informados en todo, que cuando tú vas, ellos ya están de regreso. Con ellos no valen doctrinas ni reglas. Cuestionan todo. Tienen ejemplos y referencias para todo. No vayas a ellos con palabras, pierdes el tiempo. Ve a ellos con tu vida transformada por el amor de Cristo. Ellos verán en ti los frutos del Evangelio y creerán. Están cansados del “bla, bla, bla.”

En lo que a música se refiere, no te pongas a hablarle mal del rock, porque te van a poner de vuelta y media. Llévales una experiencia que ellos puedan sentir. Canta de una manera que te ponga a ti y a ellos en una íntima comunión con Dios allí mismo y en ese mismo momento. Ayúdales a sentir que Dios es bueno y misericordioso. Y ellos derramarán lagrimas de emoción.

Acerca de la Música Rock

Por gracia de Dios yo nunca fui afectado por el rock. Nunca me gustó y siempre lo reputé como una música diabólica. Pero de allí a hacer acepción de instrumentos y decir que algunos son del diablo como la guitarra eléctrica, el bajo y la batería hay mucha distancia. Desde mi punto de vista, lo único diabólico de la guitarra eléctrica es el diseño y los dibujos de algunas. En cuanto al resto, es un instrumento musical como cualquier otro, no tiene ningún poder diabólico inherente.

El problema de la guitarra eléctrica es que fue tristemente “monopolizada” por el rock y usada para tocar música enloquecedora, llena de aullidos y sonidos extraños y amplificada a un volumen que rompe los tímpanos y enajena la mente. Es como un cuchillo, que puede ser usado para cortar pan o para matar a una persona. Pero un músico cristiano puede tomar un guitarra eléctrica y sacar de ella melodías que llenen de paz el corazón y que lo acerquen a Dios. El problema no es con los instrumentos sino con la manera como se los ejecuta.

De la misma manera presenta muchas apreciaciones por el estilo que ponen el problema donde el problema no está.

Permíteme darte un ejemplo. Lo que copio a continuación es el comienzo de la Sinfonía N° 40 en Sol menor de Mozart, por algunos reputada como la obra cumbre del gran compositor austríaco.

El tema que da cuerpo y sentido a la sinfonía entera lo puedes ver en los dos primeros compases de la partitura para los violines. Los primeros y los segundos tocan la misma melodía con la diferencia de una octava: MiRe/Re-e MiRe Re-e/

Imágenes integradas 1

Esto es música clásica compuesta por un gran maestro y apreciada en el mundo entero. Pero un día llegaron unos rockeros que tomaron el MiRe Re-e y lo tocaron según la manera del rock. Muchos amantes de la música se indignaron por esto que calificaban de “Profanación del arte,” “Vandalismo musical.”

Lo que nos muestra esto es que todo tema musical puede cambiar radicalmente de carácter según la forma como se lo toque. También la música de Bach ha sido muchas veces “profanada” de la misma manera.

Permíteme detallar algunos elementos que determinan el carácter de una pieza musical:

1. Tema: unas pocas notas que forman el comienzo de una melodía.

2. Desarrollo melódico: las pocas notas del tema inicial se van repitiendo en variaciones, inversiones, transposiciones, etc. hasta conformar el contenido melódico de la pieza.

3. Ritmo: está dado por el compás (2, 3 y 4 tiempos.) y el tempo, esto es, la velocidad con que la melodía debe ser tocada. El ritmo puede ser muy marcado o poco marcado según el género. También puede ser normal, acentuando el primer tiempo del compás, o sincopado, acentuando el tercero o el último tiempo del compás. El Jazz y todos sus derivados tienen acentuación sincopada.

4. El arreglo armónico: esto es, los acordes y notas de acompañamiento que se usan. Una misma melodía, con el mismo compás, pero con acentuación y armonía diferentes puede sonar como una marcha fúnebre o como una canción de cuna según el arreglo.

5. La instrumentación: según se usen instrumentos de cuerda, de viento tipo “bronces,” de viento tipo “maderas,” de percusión o la voz humana, el carácter de la música obtenida será diferente.

De allí que el himno 21 del himnario antiguo: “Cristo Señor,” suene como un bello himno en la iglesia y como una canción patriótica en el poema sinfónico “Finlandia” de Jan Sibelius de cual fue tomado. Algo semejante podríamos decir de muchos otros himnos del himnario.

Para evaluar una música, si es buena o no para la iglesia, es necesario conocer algo más que meros rótulos. Una misma música ´puede tocarse de una manera que honre al diablo o de una manera que honre a Dios. En ocasiones he oído tocar los bellos himnos del himnario en ritmo de cumbia, cha cha cha o merengue cuando no en ritmo de jazz o de rock.

Yo estoy de acuerdo con el pastor Bohr en que una letra cristiana no es excusa para traer música mundana a la iglesia. Hay música hispana que difícilmente pueda adaptarse para el uso de la iglesia. Pero hay mucha música buena que, con ajustes en el tempo y en la armonía podría sonar muy bien en el recinto sagrado.

Yo estoy dispuesto a compartir con mis hermanos lo que sé al respecto. Sólo que por momentos me desconcierto al ver las reacciones coléricas que vienen como respuesta a mis intentos. 

Espero que salgamos de esta controversia con un conocimiento acrecentado acerca de la música que es apropiada para servir a Dios.

Acerca de Cierta Música “Contemporánea.”

Veo que en algunas alabanzas “contemporáneas” que cantan nuestros jóvenes, la música es artísticamente pobre. A mí me suena más como una imitación barata que como algo legítimo. Esto no es bueno. Necesitamos compositores de más alto nivel.

Algunos cantantes sólo cantan sus propias composiciones. En todos los casos su esfuerzo es loable, pero el resultado es una música de muy poco valor artístico. Esto no ayuda a los esfuerzos por lograr nuevos géneros que sean de bendición para los jóvenes.

En estas innovaciones veo mucha desorientación y falta de conocimiento musical. Cada uno corre para donde apunta su nariz. No hay un criterio formado. Es necesario que un buen número de buenos compositores venga a ayudar. Su obra consistiría en establecer algunos lineamientos básicos que ayuden a los jóvenes a crear la mejor música para ellos mismos.

La Biblia y el Espíritu de profecía nos alertan acerca de lo malo y nos dan bases para escoger lo bueno. Pero no nos dicen cómo debemos componer de modo específico. Esa tarea queda para nosotros. Debemos estudiar, comparar, experimentar y aprobar lo mejor.

Canto Cristiano Primitivo

Muchas veces vamos a la iglesia primitiva en busca del paradigma. Y creo que hacemos bien. Siempre que recordemos que la iglesia primitiva no era perfecta. Los mensajes a las siete iglesias de Asia nos muestran que en ellas había también errores.

En cuanto a la música: penosamente no tenemos registro alguno que nos muestre cómo era; cómo sonaba exactamente. No había una notación musical que fijara en el papel las notas y el tiempo. Además, asumimos que lamúsica diferiría de una cultura a otra.

Pero algo nos queda en el canto gregoriano. Nos dicen los historiadores que el canto gregoriano proviene del canto de las sinagogas judías y de las iglesia cristiana primitiva. Podemos esperar que en él haya elementos que nos den, al menos, una idea de cómo sonaría el canto de nuestros hermanos de los primeros siglos de nuestra era.

El nombre “gregoriano” viene del papa Gregorio I el Grande, cuyo pontificado de 14 años fue del 590 al 604. Gregorio efectuó una recopilación y selección de los cantos usados en la iglesia de sus días.

Desde Gregorio en adelante el canto gregoriano se preservó en el coro de las iglesias católicas antiguas llamado Scuola Cantorum. Los viejos enseñaban las melodías a los jóvenes. Y así esos cantos fueron pasando de generación en generación hasta que comenzó a ser escrito en el tetragrama, un sistema de notación musical inventado por el monje italiano Guido D’Arezzo  unos 300 años después de la recopilación de Gregorio alrededor del año 1000. Del tetragama procede el pentagrama usado actualmente.

El tetragrama se veía así:

 

Pasaron casi mil años desde la iglesia primitiva hasta que este canto pudo ser escrito. La transmisión oral puede haber introducido muchas diferencias. Pero aún así, los historiadores de la música piensan que lo que nos ha llegado no está lejos del canto cristiano primitivo.

Debemos notar, muy especialmente, que en este canto la base estaba en la letra y no en la música. La música era una sucesión de notas sin ritmo. El acento no estaba dado por el compás, ya que no tenía nada semejante al compás fijo de la música actual, sino por la acentuación de las palabras que componían el texto. Podía usarse una nota por sílaba o más de una. En ciertos pasajes varias sílabas seguidas llevaban la misma nota.

No se concebía la música sin su texto. El texto podía ser un pasaje de los Evangelios, de los Salmos o de otros libros bíblicos. Los textos no eran versificados ni rimados. Se cantaba la Escritura misma en forma textual y literal. Lo que nos ha llegado como canto gregoriano tiene textos tomados exclusivamente de la Vulgata latina.

No se podía pensar en traducir el canto a otro idioma conservando la música, ya que la música era esclava del texto –al revés de lo que ocurre ahora– Un cambio de texto implicaba un cambio de la música. Lo que sí se podía hacer era adaptar la música a una versión de las Escrituras en otro idioma.

No sabemos si los antiguos cristianos usaban instrumentos musicales para acompañar el canto. La regla de Gregorio Magno, desde el comienzo del siglo VII prohibía es uso de todo instrumento. Tampoco tenía armonía. Se cantaba a una sola voz. El desarrollo de la armonía vendría más tarde en la música occidental. Por eso a este canto se lo suele llamar canto llano

Pero sí sabemos por las Escrituras del Nuevo Testamento que los cristianos cantaban de todo corazón.

Mediante el enlace siguiente puedes oír un ejemplo de lo que puede haber sido el canto primitivo cristiano: http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=Aoj2kGBddRA  

Le agradecemos a Gregorio I la compilación de cánticos que hizo. Pero lamentamos las reglas que impuso para lo que él entendía como la preservación de la pureza y la expresión apropiada de los mismos. Con Gregorio, un católico devoto y un místico, y con sus reglas, el canto desapareció de la iglesia católica por casi mil años hasta los tiempos de la Contrareforma. Luego el canto de la congregación adelantó algo pero los fieles nunca tuvieron un himnario con más de seiscientos himnos como tenemos nosotros.

Yo fui católico en mi niñez y temprana adolescencia. Después de tomar la 1a comunión quise ser ayudante de la catequista. El cura me pedía que estudiara un librito en latín para ayudar en la misa. A tantos años de la Contrareforma los cantos eran tan pocos que me bastarían los dedos de una mano para contarlos. (Esto fue hace 60 años.)

Por eso temo que el mismo espíritu de Gregorio I tome fuerza entre nosotros, porque eso sería un grave obstáculo para encontrar una forma de expresión musical que honre al Señor y que nuestra juventud pueda reconocer como suya.

Los Jóvenes Cristianos Necesitan de una Música Más Apropiada a su Sentir.

Hace 50 años el filósofo García Venturini decía que el pasado ya no era la brújula ni el paradigma, sino que los ojos de hombres y mujeres de siglo XX estaban fijos en el futuro y terminaba diciendo que en sus días, más que nunca antes, estábamos necesitados de profecía. Esto coincidía con el dicho de Jesús acerca de que los hombres estarían desfalleciendo por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrían sobre la faz de toda la tierra.

Mi observación personal es que nuestra juventud del siglo XXI se ha tornado un tanto fatalista. Los profetas científicos y filosóficos, como también el cine y la televisión, pintan un futuro mucho más negro que el que pudo pintar alguna vez un adventista sensacionalista. Nosotros predicamos el fin del mundo con esperanza. Vemos en él un nuevo comienzo. Los jóvenes de hoy que no tienen nuestra fe, ven un fin en el que no alumbra ninguna esperanza. Sólo Cristo puede alumbrar su futuro. De allí que no miren ni hacia el pasado ni hacia el futuro, sino al día de hoy.

Esta actitud afecta también a los jóvenes cristianos en alguna medida por cuanto comparten la vida con ellos, de una u otra manera. Si hay algo que vivir, lo quieren vivir hoy. Si hay alguna comunión con Dios, la quieren tener hoy. Están hartos de una rutina que, al fin y al cabo, no lleva a ninguna parte. En un sentido son como los hombres a los que Pablo se refería, y que decían: “Comamos y bebamos que mañana moriremos.”

Si ellos cantan, lo hacen para transmitir algo o para vivir algo. Muchas de sus canciones son lamentos desgarradores. Un suicidio sigue a otros entre los jóvenes de hoy. Jesús Adrián Romero lo entiende así cuando les canta: “Tú estás aquí.” Con un texto que intercala descripciones de la grandeza y misericordia de Dios con el “ritornello” Tú estás aquí va creando un ambiente de recogimiento y meditación hasta que deja de cantar y sólo se oye una música de fondo dando así tiempo para que cada uno medite en su propia condición frente a ese Dios que “está allí” junto a ellos y en ellos.

La presentación no es unidireccional. No es propiamente un concierto sino una experiencia colectiva. Una joven cantante guía a la congregación en la repetición vez tras vez del ritornello Tú estás aquí. Esta repetición interactiva potencia el sentimiento de que Dios está allí y la experiencia va adquiriendo una profundidad creciente. Puede haber histeria colectiva. Pero también puede haber una experiencia auténtica de comunión con Dios individual y colectiva.

Recordemos el sermón de Pedro en Pentecostés. No cantó, pero dijo palabras calculadas por Dios para quebrantar los corazones más duros. Sin duda había en aquella multitud congregada muchos que siete semanas antes habían gritado a voz en cuello: ¡Crucifícale, crucifícale! Su actitud era ahora diferente: “Al oír esto, se compungieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:

Hermanos, ¿qué haremos?”

Pregunto: ¿Fue esto histeria colectiva o una experiencia genuina?

Con la manera habitual de cantar que tenemos en la iglesia, sin poner atención en las palabras, arrastrando el compás por detrás de piano, sin vida, nuestros jóvenes no sienten nada, como no sea aburrimiento. Ellos quieren cantar con el alma y el corazón letras que tengan relación con su vida diaria, que los muevan y los saquen de la rutina mortal, que les ayuden a sentir la presencia de Dios en ese mismo momento, que hagan de Jesús una persona real para ellos allí mismo. Tarde o temprano va a aparecer un cantante así. Quizá sea un jovencito, quizá sea un adulto que cante para los jóvenes. ¿Cómo lo vamos a recibir?

Cuando nos negamos a innovaciones de esta clase, ¿qué estamos defendiendo? ¿Cuál es la santa causa de la que nos creemos supremos paladines? ¿Podría ocurrir, por ventura, que creyendo servir a Dios, estemos sirviendo al Diablo?

_________________________

Claro que haríamos mal metiendo baladas sentimentales y sensuales en la iglesia. Yo estoy absolutamente en contra de eso. Veo cosas buenas en Jesús Adrían Romero, pero también me preocupa lo que se me presenta como una mística extraña. Yo no recomendaría que copiemos su estilo ni que tratemos de fabricar una simbiosis entre la música mundana sensual y la música de la iglesia para agradar a los jóvenes. Mi preocupación va más allá del mero interés por entretenerlos para que no se vayan.

Lo que sí afirmo, es que nuestros adolescentes de hoy nacidos en un mundo sin esperanza necesitan algo más al punto para ellos. Y veo que los himnos tradicionales solos no llegan a llenar totalmente ese vacío. Los himnos del himnario son muy buenos y me gustan mucho. Yo los canto con devoción y llenan mi espíritu. Pero no podría decir lo mismo de nuestros adolescentes. Su necesidad de una expresión más intensa e interactiva no puede ser llenada con la manera sin vida con que habitualmente cantamos nuestros himnos. Ellos, siendo bombardeados por todas partes con música efectista y fuerte y toda clase de imágenes y en medio de un mundo que ya se cae de podrido están demasiado aturdidos como para hallarle sabor a nuestros himnos tradicionales. Por cierto que hay jóvenes amantes de la música buena que perciben el valor de los himnos tradicionales y los cantan con gozo. Pero esa no es la experiencia de la mayoría.

Sin necesidad de copiar a Julio Iglesias, ni a Perales, ni a Jesús Adrián Romero, ni a ningún otro cantor cristiano o secular, necesitamos desarrollar un género peculiar de música, dentro de nuestra iglesia, que sin copiar lo mundano tenga un efecto benéfico sobre nuestros jóvenes. Hasta donde puedo ver desde mi rincón no tenemos tal músicatodavía. Tampoco podría crearla yo, porque no soy compositor. Sólo me queda esperar que la iglesia y los ministros dejen lugar a los jóvenes para que puedan desarrollar su propia música bajo la guía del Espíritu Santo. Al mismo tiempo ruego al Señor que nos dé a todos los ministros espíritu amplio para entender y apreciar su música y nos libre del pecado de condenar lo que Dios está haciendo por medio de ellos. ¿Qué nos sucede? ¿No confiamos en nuestros jóvenes?

____________

Letras de Amor y Fe necesita de tu ayuda para poder continuar ayudando. Considera una modesta ofrenda para el sostén de este ministerio.

Puedes enviar tu donativo usando de tu tarjeta de crédito en mi cuenta de PayPal. 

Enlace:

 https://www.paypal.com/cgi-bin/webscr?cmd=_s-xclick&hosted_button_id=NYSUJZ35DEHVC

¡Muchas gracias!

 

 

.

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s