Poemas de Mario Veloso

De su libro “Las Flores del Bien”

SOLO ERES TU

… y tú eres el otro edén ya envejecido

de mi honda soledad

en el monólogo callado de mis horas.

……………………….

El tiempo pierde entre tus árboles

el mismo palpitar de sus relojes.

Sólo eres Tú.

Yo vivo en tu reflejo

volando mi frágil mariposa

sin esperar otros jardines.

Sólo el soplo de tu Espíritu

sin miedo.

Ya respiro el polen de las rosas nuevas.

Ya llega a mi interior

la propia presencia de tu Espíritu

sin aire,

con la fuerza de la vida

hecha capullos,

con el tallo de la idea

dando flores.

Y Tú eres una luz

con su armonioso conjunto de raíces

pasando por mi cuerpo.

Y buscas tierra, mi horno seco de dolor,

para encenderle el fuego de la vida

con la fragua original

y las estrellas.

Mi propio sentimiento

se viste de alas transparentes

volando los espacios

del límite y las sombras; soy.

Yo soy tu sueño acompañado

de la noche

sin nunca repetir

la triste grandeza negativa

del abismo.

Yo soy un poco menos que tu huella.

Una imagen que se borra con las olas,

en silencio.

Un grito de las rocas

grabándome en los siglos sus arenas,

con el viento.

Nueva York a Amsterdam,

1-7-93

.

YA NO TODOS SOÑAMOS

Tu paso de fuego dejó una huella perdurable,

más durable y más plena que mi sueño.

Tu brillo me repite la ventura con el firmamento,

hace brotar flores visibles en mi noche,

y mis días llena con la esencia inagotable

de tus tiempos eternos.

Puertas de Kiev, aquí ya no todos sueñan

el mismo sueño. La copa de cristal se ha vuelto

un pequeño vacío, sin las manos.

Las mismas letras ya no dicen lo mismo.

La voz no se repite. Hay una especie de silencio

detenido en hojas secas esparcidas y quietas.

Las cosas se dibujan con espejos convexos

y cada crepúsculo abandonado

es un cementerio de viejos ojos perdidos.

Solitarios vidrios rotos. Ermitaños del silencio.

Reliquias del quejido. Pena añeja.

¿Y el valor? ¿Las convicciones?

Llanto seco sin lamento.

La noche apaga todo con sus ojos tristes

y no duerme.

Cada recuerdo se concentra de cemento

y no florece.

Cada logro del pasado se llena de ceniza

y no se ahoga.

Cada incendiado paso vuelve a ser una piedra

sin la estatua de la plaza.

Todo se va como si no hubiera venido.

Llueve. Se empapa la tierra de tristeza

y la amnesia no se amasa

con olvido voluntario y solo.

Desde Minsk a Kiev, 12-7-93.

.

JARDINES DE KIEV

¡Cómo se parecen los jardines de Kiev

a tus mansiones!

Hoy,

la lluvia los empaña

y opaca la mirada interminable

en los colores.

Pero el verde se llena de grandeza.

Penetra más allá de la distancia.

Sólo un rastro y tu potente paso

supera la fuerza irresistible de la tierra.

Kiev, 14-7-93

.

TU NOS MIRAS PENSATIVO

Las estrellas errantes

de mis días repetidos

transitan su horizonte inagotable.

Y Tú nunca los detienes.

En tu espacio nada existe detenido.

Tus aguas no son verdes,

ni se llenan

de olor acongojado en los recuerdos muertos.

No son tristes, ni se cubren de neblina

cuando sueñas.

A veces también Tú nos miras pensativo

y a través de la ventana.

Tu vidrio no desliza la lluvia.

No se enfría de nostalgia irrepetible

y sola.

No se quiebra con el golpe añejo

de las horas.

No se ensucia de carbono repartido

por la bruma.

No se empaña.

No se quiebran tus ríos

con la escarcha del tiempo aprisionado.

No se quejan tus olas

contra el álgido recuerdo

de las rocas y el repudio.

Tus montañas no mueren con el fuego

en sus entrañas.

Tú vives y vives repitiendo

el movimiento de los siglos

¡y mi espera te contempla en el rocío!

Kiev, 14-7-93

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