Actos y Consecuencias

Por Carlos Perrone

El ser humano no puede ver el fin desde el principio. Necesita de alguien que pueda ver el futuro por él. Ese alguien es Dios. No hay otro ser en el universo entero que pueda ver el fin desde el principio.

Los seres humanos no podemos conocer las consecuencias de nuestros hechos hasta que estas ocurren. Dios es el único que puede advertirnos de las consecuencias de nuestros hechos y mostrarnos el camino hacia las buenas consecuencias y no hacia las malas. El nos dice: elige la vida y el bien, o la muerte y el mal.

Su Palabra nos fue dada con el propósito de advertirnos de los peligros que nos acechan en el futuro y del mejor camino a seguir para llegar a buen refugio. Jesús dedicaba mucho tiempo a estas advertencias: El hombre prudente que edificó sobre la roca y el insensato que edificó sobre la arena. Las cinco vírgenes, cinco de las cuales eran prudentes y llevaron más aceite y las otras cinco, las insensatas, sólo llevaron el aceite que tenían sus lámparas. El siervo fiel, al que su amo halló cumpliendo con su deber, y el siervo malo, que se dio a comer con glotones y borrachos y maltrató a sus consiervos. Los labradores malvados, la parábola del sembrador, la parábola del trigo y la cizaña, el rico y Lázaro, la parábola de los talentos, y muchas enseñanzas más que tienen que ver con las consecuencias directas de nuestros hechos. Si elegimos obedecer, tendremos vida, si elegimos desobedecer, hallaremos muerte. Esto en lo que se refiere a lo que depende de nosotros.

Pero hay también eventos futuros que no dependen de nosotros solamente, y sobre los cuales no tenemos control. Hechos que afectarán nuestra vida en gran manera y para los cuales necesitamos estar preparados: Los acontecimientos portentosos de los últimos tiempos, el desarrollo de la Gran Babilonia, el crecimiento de la maldad, la oposición generalizada a la pura fe bíblica, el boicot a los hijos de Dios, los desastres en cielo, mar y tierra, los juicios de Dios sobre los impíos, el fin del tiempo de Gracia. Todas estas cosas vendrán sobre la tierra como la parte final de la lucha milenaria entre el bien y el mal. El mal será derrotado ¡Aleluya! Y el bien triunfará por siempre. Y Dios quiere que seamos parte del triunfo del bien.

Pero El sabe muy bien que nosotros somos parte del conflicto y que cada uno de nosotros tiene que decidir por sí mismo de qué parte del conflicto quiere estar. El Señor nos anima a estar del lado del bien, para que reinemos en gloria con El. Y tanto lo desea, que para lograrlo envió a su único Hijo para que diera su vida por nosotros. Al precio de la sangre de Cristo nos son dados estos avisos amorosos. ¿Qué sucederá si desoímos su voz que nos llama?

Belsasar no quiso oír la voz de Dios y fue muerto por los caldeos en medio de lo que él había previsto como una noche de fiesta. Judá no quiso oír la voz de Dios que le hablaba por medio del profeta Jeremías, y fue en cautiverio a Babilonia. Los antediluvianos no quisieron oír la voz de Dios que les hablaba por medio de Noé y perecieron en las aguas. Nabucodonosor no quiso oír la voz de Dios que le hablaba por medio del profeta Daniel y perdió la razón por siete años y fue arrojado entre las bestias. Los asirios no quisieron oír la voz de Dios que les hablaba por medio del profeta Jonás, el rey Ezequías, los profetas Isaías, Miqueas, Oseas y Amós y en una noche murieron ciento ochenta y cinco mil alrededor de Jerusalén. No, no es posible desoír la voz de Dios y sacarla bien. Oír la voz de Dios es vida. Ignorar la voz de Dios es muerte.

Estamos en el umbral mismo de la eternidad. La última gran batalla entre el bien y el mal está a punto de librarse. Escaramuzas previas se ven por todas partes. El enemigo avanza sin tregua, en tanto que una gran parte del pueblo de Dios duerme. El descuido en el que ha caído la iglesia hará tanto más difícil su lucha en el tiempo del fin. Las preciosas oportunidades desperdiciadas, la pereza espiritual, el abandono de la casa de Dios y de Su Obra tan sólo sirven para que el enemigo avance y tome posiciones ventajosas desde las cuales atacar con mayor ventaja.

Muchos que se dicen hijos de Dios, están haciendo como Lot: están extendiendo sus tiendas hasta Sodoma. Muchos se aventuran a caminar en el terreno encantado de Satanás sin ver que van a segura destrucción. A la iglesia en conjunto se le aplican las palabras del Testigo Fiel y Verdadero: Tú dices: yo soy rico. . . y no sabes que eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.

Vendrá un tiempo de prueba, la iglesia será sacudida y zarandeada. Llegará un día, y ese día está muy próximo, cuando el Señor separará el trigo de la paja. No tolerará por más tiempo esta condición. El buen trigo será guardado en el granero de Dios, en tanto que la paja y la cizaña serán consumidas por el fuego. Y en aquel día, hermano mío y hermana mía, ¿Qué será de ti? ¿Qué será de mí? ¿Seremos salvos? ¿O estaremos afuera, donde será el lloro y el crujir de dientes?

Todo depende de nosotros. Ya el Señor ha hecho su parte dándonos a su precioso Hijo. La gracia está a nuestra disposición, esto es: la Palabra de Dios, la obra del Espíritu Santo, la aceptación del Padre cuando vamos a él en oración. Nada nos falta, como no sea el aceptar la Palabra de Dios con fe y seguir en Sus Caminos.

Quiero sumarme a los que con santo fervor siguen el camino de Dios y quieren ayudar a otros a seguirlo. Ese deseo me anima a escribir para este sitio. Quiera Dios que estas sencillas páginas, en la red mundial, puedan animar y confirmar a otros en el Camino del Señor.-

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