Tema central de este estudio: Somos, por naturaleza, esclavos del pecado. Pero Dios, en su infinita misericordia, nos rescata de la esclavitud del pecado y transforma nuestra vida para bien de tal manera, que llega a ser un espectáculo maravilloso para todo el universo.
Todos somos pecadores y no podemos cambiar, a menos que recibamos por fe la oferta misericordiosa de Dios en Cristo Jesús.
Nuestro texto para hoy: Efesios 2:1-10
1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo(A) (por gracia sois salvos),
6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Cuestionario:
1.- ¿Cuál es nuestra condición antes de conocer a Cristo? Efe. 2:1
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2.- ¿Cuáles son nuestros tres grandes enemigos? Efe. 2: 2, 3
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3.- ¿Cómo nos considera Dios al vernos tan caídos? Efe. 2: 4
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4.- ¿Qué hizo Dios en beneficio nuestro? Efe. 2: 5, 6
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5.- ¿Para qué nos redimió Dios? Efe. 2: 6, 7
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6.-¿Cuánto nos cuesta la salvación? Efe. 2: 8, 9
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7.- ¿Cómo es nuestra conducta después de haber conocido a Cristo? Efe. 2: 10
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Lectura Adicional
“Es imposible que escapemos por nosotros mismos del hoyo de pecado en el que estamos sumidos. Nuestro corazón es malo, y no lo podemos cambiar. “¿Quién podrá sacar cosa limpia de inmunda? Ninguno’. “El ánimo carnal es enemistad contra Dios; pues no está sujeto a la ley de Dios, ni a la verdad lo puede estar.” La educación, la cultura, el ejercicio de la voluntad, el esfuerzo humano, todos tienen su propia esfera, pero no tienen poder para salvarnos. Pueden producir una corrección externa de la conducta, pero no pueden cambiar el corazón; no pueden purificar las fuentes de la vida. Debe haber un poder que obre desde el interior, una vida nueva de lo alto, antes que el hombre pueda convertirse del pecado a la santidad. Ese poder es Cristo. Únicamente su gracia puede vivificar las facultades muertas del alma y atraer ésta a Dios, a la santidad”. {CC 18.1}
“El Salvador dijo: ‘A menos que el hombre naciere de nuevo’, a menos que reciba un corazón nuevo, nuevos deseos, designios y móviles que lo guíen a una nueva vida, ‘no puede ver el reino de Dios’. La idea de que lo único necesario es que se desarrolle lo bueno que existe en el hombre por naturaleza, es un engaño fatal. ‘El hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios; porque le son insensatez; ni las puede conocer, por cuanto se disciernen espiritualmente’. ‘No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo’. De Cristo está escrito: ‘En él estaba la vida; y la vida era la luz de los hombres’, el único ‘nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos’. {CC 19.1}
Estos párrafos han sido tomados del libro “El Camino a Cristo”, de Elena G. White. Si deseas leer más de este libro, sigue este enlace: