Nuestro estudio de hoy se basa en Éxodo 20.
Introducción
Dios libró a los Israelitas de la esclavitud egipcia y los condujo a un monte, en la península de Sinaí, donde les dio enseñanzas y mandamientos.
El código de los Diez Mandamientos es un resumen de las divinas enseñanzas, el cual fue escrito por Dios mismo en dos tablas de piedra.
En las Lecturas adicionales se presentan relatos de circunstancias y hechos que pueden ayudarte a tener una visión más amplia de este magno evento.
Los Diez Mandamientos
(Dt. 5.1-21)
1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.
4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.
8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
13 No matarás.
14 No cometerás adulterio.
15 No hurtarás.
16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
Cuestionario
1.- ¿Cómo se presenta Dios a sí mismo en el preámbulo de la ley? Vers. 1 y 2.
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2.- Los primeros cuatro mandamientos se refieren a la relación del hombre con Dios ¿Puedes resumirlos y escribirlos por orden a continuación?
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Nota: Sólo hay un Dios verdadero. Los dioses paganos son mitos, invenciones de la mente humana. Era costumbre representarlos mediante imágenes. El culto de estos dioses estaba impregnado de inmoralidad y licencia. Su culto promovía la degradación moral del hombre.
Dios quería librar a su pueblo de esos dioses y de sus formas de culto, por eso les prohibe rendirles culto y hacer uso de imágenes para representar al Dios verdadero.
3.- Los seis últimos mandamientos se refieren a la relación del hombre con su prójimo ¿Puedes resumirlos y escribirlos por orden como hiciste con los primeros cuatro?
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Nota: Las costumbres de los pueblos paganos eran licenciosas en extremo. Vivían en una permanente violación de los principios divinos de moral y de justicia. Después de siglos de vida en Egipto, los israelitas habían perdido de vista, en mayor o menor grado, la gravedad del pecado y la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto. Por eso la ley menciona seis pecados que están a la base de toda forma de desobediencia.
La ley tenía por objeto enseñarles la diferencia entre el bien y el mal.
4.- ¿A qué día de la semana se refiere el cuarto mandamiento?
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5.- Según tu parecer ¿Por qué los diez mandamientos fueron escritos por Dios mismo en tablas de piedra y el resto de la ley fue escrito por Moisés en un libro?
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Lecturas adicionales
Salmo 119
Romanos 7:7-25
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Dios se propuso hacer de la ocasión en que iba a pronunciar su ley una escena de imponente grandeza, en consonancia con el exaltado carácter de esa ley. El pueblo debía comprender que todo lo relacionado con el servicio a Dios debe considerarse con gran reverencia. El Señor dijo a Moisés: “Vé al pueblo, y santifícalos hoy y mañana. Que laven sus vestidos y estén preparados para el tercer día, porque al tercer día Jehová descenderá a la vista de todo el pueblo sobre el monte Sinaí”. Durante esos días, todos debían dedicar su tiempo a prepararse solemnemente para aparecer ante Dios. Sus corazones y sus ropas debían estar libres de toda impureza. Y cuando Moisés les señalara sus pecados, ellos debían humillarse, ayunar y orar, para que sus corazones pudieran ser limpiados de iniquidad. {PP 276.2}Se hicieron los preparativos conforme al mandato; y obedeciendo otra orden posterior, Moisés mandó a colocar una barrera alrededor del monte, para que ni las personas ni las bestias entraran al sagrado recinto. Quien se atreviera siquiera a tocarlo, moriría instantáneamente. {PP 276.3}A la mañana del tercer día, cuando los ojos de todo el pueblo estaban sobre el monte, la cúspide se cubrió de una espesa nube, que se hacía más negra y más densa, y descendió hasta que toda la montaña quedó envuelta en tinieblas y en pavoroso misterio. Entonces se escuchó un sonido como de trompeta, que llamaba al pueblo a encontrarse con Dios; y Moisés los condujo hasta el pie del monte. De la gran oscuridad surgían vívidos relámpagos, mientras el fragor de los truenos retumbaba en las alturas circundantes. “Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en medio del fuego. El humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía violentamente”. “La apariencia de la gloria de Jehová era, a los ojos de los hijos de Israel, como un fuego abrasador en la cumbre del monte”, ante los ojos de la multitud allí congregada. “El sonido de la trompeta se hacía cada vez más fuerte”. Tan terribles eran las señales de la presencia de Jehová que las huestes de Israel temblaron de miedo, y cayeron sobre sus rostros ante el Señor. Aun Moisés exclamó: “Estoy espantado y temblando”. Hebreos 12:21. {PP 276.4}Entonces los truenos cesaron; ya no se oyó la trompeta; y la tierra quedó quieta. Hubo un plazo de solemne silencio y entonces se oyó la voz de Dios. Rodeado de un séquito de ángeles, el Señor, envuelto en espesa oscuridad, habló desde el monte y dio a conocer su ley. Moisés al describir la escena, dice: “Jehová vino de Sinaí, de Seir los alumbró, resplandeció desde el monte de Parán, avanzó entre diez millares de santos, con la ley de fuego a su mano derecha. Aún amó a su pueblo; todos los consagrados a él estaban en su mano. Por tanto, ellos siguieron tus pasos, recibiendo dirección de ti”. Deuteronomio 33:2, 3. {PP 277.1}
Estos párrafos fueron seleccionados del capítulo 27—”La Ley Dada a Israel” del libro “Patriarcas y Profetas” escrito por E.G. White.
Si deseas leer todo el capítulo, sigue este enlace: